La rosa roja, símbolo de amor y pasión, es la gran protagonista de San Valentín. Es la flor de los enamorados, con la que muestran sus sentimientos a la persona querida. Por eso hoy es uno de los días de mayor actividad comercial en las floristerías, junto con Difuntos, en noviembre, y el «día de la madre», en mayo. Para enfrentarse a una gran jornada de ventas, estos establecimientos han volcado sus esfuerzos en ofrecer una imagen atractiva a los clientes, con escaparates esmeradamente elaborados y una gran variedad de objetos que complementan la preparación de las flores: celofanes, tarjetas, lazos, corazones, peluches..., todo para sorprender gratamente a los enamorados.

Hombres de todas las edades, pero en mayor medida jóvenes, son los clientes que durante el día de hoy más se dejarán ver en las floristerías. Y acuden a comprar, sobre todo, una sola rosa roja, que cuesta entre 3 y 10 euros, frente a los 70 que alcanza una docena. Las diferencias de precios existentes en un mismo producto y en diferentes establecimientos son abismales y desconciertan al público, pero «vienen dadas por la calidad», explica Urbano Sánchez, de la Asociación de Empresarios Floristas de Asturias.

El propietario de Lo Más Natural aclara estas diferencias al apuntar que una rosa de buena calidad tiene el tallo largo, a partir de 70 centímetros. «Cuanto más largo sea, más grande será la cabeza de la flor y mejor la calidad del producto, aunque también el precio será más alto. E igualmente, cuanto mejor sea el producto, más tiempo permanecerá en buen estado». ¿Y cómo se cuidan en casa las rosas? Urbano Sánchez recomienda seguir los siguientes pasos: en primer lugar, nada más llegar a casa, cortar dos centímetros el tallo y poner las flores en agua fresca con el conservante disuelto que entrega la floristería. Este proceso se repite cada tres días hasta su deterioro. Por su parte, el lugar donde se sitúe la flor no afecta a su conservación siempre y cuando esté lejos de una fuente de calor.

En un día como hoy, la presentación de las flores requiere un esfuerzo extra por parte de los floristas. «Van decoradas con hojas verdes, envueltas en papel de celofán y con un lazo especial; incluso hay quien incorpora una pinza con algún motivo o una tarjeta», apunta Urbano Sánchez. Algunos clientes, además, solicitan que sitúen junto a la flor o el ramo algún regalo que previamente han comprado, como chocolates, un peluche o alguna pieza de bisutería o joyería. Así la sorpresa será doble.

Si bien la rosa es la reina de San Valentín, hay otras flores que también se utilizan como demostración de amor y cariño. Y una de ellas es la orquídea. «Es una flor más elegante, más señorial y por ello dirigida a un público de más edad, generalmente mayor de 45 años», manifiesta Elisa María Prados, presidenta de la Asociación de Empresarios Floristas de Asturias, entidad que organiza cursos para sus asociados, entre los cuales «cada vez es mayor el nivel de formación y cualificación», apunta.