Eduardo GARCÍA

Tenemos la galaxia Andrómeda aquí al lado, a dos millones y medio de años luz. Nos atraemos y dentro de cuatro mil millones de años acabaremos, por así decirlo, fusionándonos. Aviso a los navegantes. Para entonces el Real Madrid habrá logrado unas cuantas ligas más.

Luigi Toffolatti, profesor de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Oviedo, fue ayer el guía en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA de un viaje especial de largo, muy largo recorrido. Habló sobre la estructura del universo a gran escala y de paso recordó, ya lo había hecho Hubble en su día, que «no somos el centro de nada, somos algo despreciable en el marco del universo».

El viaje de Toffolatti, en su charla organizada por Tribuna Ciudadana, tenía como punto de partida la Tierra y en una hora nos acabamos yendo hasta una distancia que en números redondos podemos calcular en mil millones de años luz (por poner una comparación: desde aquí a la órbita de Plutón hay unos seis mil millones de kilómetros, lo que equivale a cinco miserables horas luz).

Al que se le empiece a nublar la vista, que abandone cuanto antes la lectura. Al fin y al cabo el universo seguirá expandiéndose. Explicó Toffolatti que, a falta de confirmación, hemos cogido carrera, se vislumbra una expansión acelerada del universo visible.

Y los que además de vista nublada comiencen a sentir mareos por tanto ajetreo, que se apeen.

Nuestro sistema solar está formado por ocho planetas (Plutón se cayó con todo el equipo hace unos pocos años, degradado), cinco planetas enanos, decenas de satélites, millones de asteroides y miles de millones de cometas. Y a tenor del viaje interestelar al que nos llevó ayer Toffolatti, somos un suspiro en el universo conocido.

La siguiente estación fue el Centro del Cúmulo de Virgo, mucho más allá de Andrómeda. Mucho antes, las nebulosas de Orión o la Cabeza de Caballo se quedan ahí al lado, casi al alcance de nuestras manos si es que las estiramos un poco. El Cúmulo de Virgo está formado por unas dos mil galaxias y tampoco es que sea el centro del universo, y lo vamos a dejar atrás para recorrer el camino oscuro que nos lleva hasta el Supercúmulo de Virgo, que eso ya es otra dimensión.

El Supercúmulo está a 130 millones de años luz «y esto sigue siendo un universo local, no un universo a gran escala», explicó Luigi Toffolatti, que estudio Astrofísica en una Universidad con pedigrí en la materia, la italiana de Padua, donde trabajó un genio llamado Galileo que acabó mal por ir demasiado deprisa en relación con los tiempos que le tocaron vivir.

Cuando nos situamos a unos 500 millones de años luz (la velocidad de la luz durante 500 millones de años, para que todo el mundo se haga una idea), el paisaje cósmico cambia. «Hay grandes acumulaciones de masas, pero también grandes vacíos».

¿Lo son realmente? Puede que muchos sí, pero otros seguro que no. Cuando el ser humano mejore su instrumental comprobaremos que algunos vacíos lo son porque no somos capaces de ver la masa.

En todo caso «se trata de regiones cósmicas de mucha menor densidad, de menor masa luminosa». El 95% del universo conocido es «oscuro», lo que no quiere decir que esté vacío.

Hubo un tiempo en que la Humanidad pensó que la Tierra era el centro del universo. Después se creyó que el Sol ocupaba ese centro, «pero ni siquiera nuestro sol está en el centro de la galaxia». Somos periféricos como Cangas del Narcea o Ribadedeva. Tan periférico es el sol en relación con el centro de la Vía Láctea que está de ese centro galáctico a 1.600 millones de veces a mayor distancia que entre la que hay entre el propio sol y la Tierra. ¿Se perdieron? No es de extrañar.

Queda mucho por observar y en ese apasionante objetivo interviene el satélite «Planck», lanzado al espacio exterior en mayo de 2009 en un proyecto internacional en el que interviene el propio Luigi Toffolatti desde la Universidad de Oviedo. El «Planck» está saliendo una buena herramienta, ha aportado datos muy valiosos «y su funcionamiento es óptimo». Está a millón y medio de kilómetros de nosotros y aún le queda un largo trecho. Buen viaje.

Luigi Toffolatti fue presentado por el profesor del departamento de Matemáticas de Facultad de Ciencias, Francisco Argüeso.