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Los autómatas llegan a los Álamos

Un grupo de investigación de la Universidad, Infobótica, llenó el paseo del Campo de robots que exhibieron sus "habilidades"

Los autómatas llegan a los Álamos

El paseo de los Álamos se llenó ayer de robots. Lejos de la estética de los androides al estilo de C3PO, el entorno del Campo San Francisco sirvió de escaparate para las últimas novedades en monitorización, desactivación de explosivos o aeronaves no tripuladas. Decenas de transeúntes de paso sobre el mosaico de Antonio Suárez optaron por quedarse a ver las distintas exhibiciones organizadas por Infobótica, el grupo de investigación del departamento de Informática de la Universidad de Oviedo. Estaba también la asociación de estudiantes de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, IEEE, dentro de la Semana Europea de la Robótica. Un total de catorce participantes mostraron las aplicaciones prácticas de los distintos tipos de robots y autómatas, de 16 a 20 horas, e incluso se trasladaron momentáneamente al patio del Edificio Histórico de la Universidad para echar a volar un dron por encima de la estatua de Fernando Valdés Salas.

Desde que a finales del año pasado la dirección de la tienda virtual "Amazon" anunció que está trabajando en un proyecto para entregar pequeños paquetes a los clientes en media hora por medio de drones de ocho hélices, muchos otros les han seguido desde cualquier parte del mundo, incluida Asturias. Es el caso de Manuel Díaz y Raquel Fernández, un piloto y una azafata que han puesto en marcha una academia de formación aeronáutica en Gijón, donde se puede aprender a pilotar aeronaves no tripuladas, en 60 horas. "Los drones pueden mejorar la calidad de vida y la seguridad del ser humano, pero todavía están en fase de desarrollo", explica Díaz, que acudió a la exposición del paseo de los Álamos con varias de estas máquinas. Eso sí, sólo pudo ponerse a los mandos de una de ellas en el patio cubierto de la Universidad porque la normativa vigente prohíbe los vuelos -por muy de drones que sean- en el espacio urbano. La industria del cine y la televisión es la que más usa estos dispositivos hoy en día para captar los mejores planos en altura, pero los investigadores planean ya ampliar su uso a la agricultura (en tareas de seguimiento y regadío), ganadería (para la vigilancia de los animales), la inspección de líneas eléctricas, e incluso la búsqueda y localización de personas.

Algunos de los robots que más expectación despertaron en el Campo San Francisco fueron las dos unidades de la Policía Nacional de desactivación de explosivos, ambas en uso. La pareja de agentes que forma parte del grupo especializado que maneja estos autómatas, explicó a los visitantes la importancia de los robots para la seguridad ciudadana. En agosto de 2004, un vecino de Gijón resultó herido tras la explosión de un artefacto colocado por ETA en un solar junto a la playa de San Lorenzo. De no haber sido por uno de los autómatas, la desgracia podría haber sido mayor. "Estos robots son muy útiles en la desactivación de aparatos colocados en vehículos y es necesario conocer a la perfección su manejo desde un control remoto". Los policías contaron con un buen número de seguidores durante su demostración en el paseo de los Álamos, junto a la oficina de información municipal de turismo El Escorialín.

El investigador principal de Infobótica, el profesor universitario Ignacio González, mostró orgulloso el proyecto "Robocone", del que tiene la patente junto a la empresa Alvac. Se trata de conseguir mejorar las tareas de conservación de carreteras y disminuir la siniestralidad laboral por medio de la informática. Así, González y dos de sus colaboradores; Guillermo Martín y José Luis Martínez, colocaron conos de carretera a lo largo y ancho del paseo sin necesidad de agacharse y en apenas unos minutos. En realidad un robot lo hizo por ellos. La forma de lograrlo es sencilla: basta con mover por control remoto los conos, que a su vez están montados sobre una base robótica. "Hay estudios que demuestran que el nivel de siniestralidad laboral durante las tareas de conservación de carreteras es alto, por lo que este sistema puede bajar esa cifra", comentaron los investigadores.

Los alumnos de la Escuela de Ingeniería Informática y los de la Escuela Politécnica de Ingeniería también llevaron sus últimos proyectos al paseo de los Álamos, como un cortacésped con un programa operativo a la medida de cada usuario.

El futuro está a la vuelta de la esquina y tiene forma de robot.

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