El pastor anglicano de Oviedo, José Quesada, ha retirado la demanda que presentó contra el arzobispo Jesús Sanz Montes a causa de una supuesta coacción acaecida durante la festividad de Todos los Santos de 2014 en la capilla del cementerio de San Salvador.

Un oficio del Juzgado de instrucción número 3 de los de Oviedo refiere la comparecencia de Quesada para manifestar que "habiéndose excusado la parte denunciada, el compareciente se da por satisfecho en sus pretensiones y desiste de continuar con el presente procedimiento perdonando a denunciados y solicitando el archivo de la causa".

Los denunciados a los que se refiere el oficio eran el referido arzobispo de Oviedo y los agentes de la Policía Municipal y de la Guardia Civil que en la citada fecha de 2014 estaban presentes en el cementerio de Oviedo. Fechas atrás, el obispo auxiliar de la diócesis, Juan Antonio Menéndez, había pedido al pastor anglicano que retirara la demanda contra el arzobispo Dicha denuncia desembocó en que Sanz Montes tuviera que acudir en próximas fechas a declarar como imputado en el citado tribunal.

El origen del pleito se produjo cuando José Quesada intentó celebrar una ceremonia anglicana de difuntos en la capilla del cementerio a la misma hora que había fijado el Arzobispado de Oviedo. Ante el conflicto de horario, la ceremonia que se celebró fue la católica.

Acto seguido, el pastor anglicano relató que desde finales de 2013 celebraba en la capilla del cementerio una misa todos los domingos y festivos y que lo hacía gracias a que dicha capilla es de titularidad municipal, como había certificado el Ayuntamiento. Al llegar la fecha del uno de noviembre de 2014, el arzobispo Sanz Montes acudió al cementerio, según relató de Quesada, que también se refirió a una pareja de la Guardia Civil a la puerta de la capilla junto a agentes de la Policía Municipal.

Tras la discusión entre el obispo católico y el pastor anglicano, este abandonó la capilla y atendió a los medios de comunicación. Quesada también contó que en la víspera de estos hechos había recibido una llamada telefónica de un agente de la Brigada de Información de la Policía Nacional.

Al día siguiente, dos de noviembre y festividad de los Fieles Difuntos, el pastor volvió al cementerio para celebrar la misa a las once de la mañana, pero media hora más tarde se vio obligado a interrumpir la eucaristía ante los movimientos a su espaldas de un sacerdote que le día anterior había acompañado al arzobispo. Unas 20 personas asistían a dicha misa.