Media hora antes de las doce de la mañana decenas de personas se agolpan tras una fila de vallas azules en el Campo San Francisco y en la plaza de la Catedral. Algunos intentar formar una cola, otros pasean nerviosos con sus hijos y el resto pasa a la acción. Es decir, se suben sin que nadie se lo indique al tren infantil que está allí estacionado desde la noche anterior. "Como para quedarse sin sitio después de venir hasta aquí", dice una mujer mientras pliega un carrito de bebé. Algo muy parecido ocurre a la misma hora en la plaza de la Catedral, sólo que las vallas de seguridad están tiradas en el suelo. Padres, hijos, abuelos y turistas están ansiosos por recorrer el casco antiguo subidos a un tren que empieza su servicio de fin de semana a las doce. Estas dos atracciones gratuitas que el Ayuntamiento ha instalado en Oviedo por Navidad son las que más usuarios tienen estos días. Bastantes más que las barracas del Campo, en el paseo del Bombé, y con entrada de pago.
Y es que el ocio para todos los públicos se ha adueñado de la ciudad en diciembre. "No damos abasto con tanta gente a diario y a veces nos quedamos un poco más tiempo del pactado para que nadie se quede con las ganas". Lo dice Roberto Fernández, el conductor del tren con salida y llegada frente a la Catedral. Este zamorano, de Toro para más señas, ha venido a prestar servicio con su tren hasta el 3 de enero. Después se irá con él a la cabalgata de los Reyes Magos de Santander, a la concentración motera "Pingüinos" de Tordesillas (Valladolid) y a la exposición "Las Edades del Hombre" de su tierra. Aquí, de momento, le va muy bien. Que se lo digan a su compañera y ayudante de Papá Noel, Arantxa Norniella, encargada de acomodar a las 64 personas que se suben en cada turno. "No queda ni un sitio libre", dice la chica en plena faena.
Estrella Díaz y María Vicenta Fanjul se acaban de conocer en el primer vagón del tren. Acompañan a sus respectivas nietas: Yasmina Fernández y Sara Marina Braña. "Está muy bien este tren porque se sale del recorrido habitual del Campo. Te lo digo yo que soy de Oviedo de toda la vida, de Pumarín, y nunca vi algo así. Siéntate bien, Yasmina". Y en cuanto sale el tren, las cuatro se despiden con la mano.
También hace cola, pero para otra cosa, la familia formada por Higinio Hevia, Elisabeth Jañez y sus hijas Verónica y Tamara. Ellos se quieren meter en una bola de nieve. Bueno, en realidad van a entrar en una burbuja de plástico a hacerse una foto en la que aparecerán ellos, un reno, nieve de gomaespuma y de fondo la Catedral. Eso sí, antes de hacerlo tiene que dar sus datos personales a una amable empleada de una compañía telefónica. El rótulo de la empresa también saldrá en la imagen, pero a los que esperan pacientemente su turno parece no importarles.
En el Campo San Francisco la Navidad se parece a una feria de verano. Hay colchonetas elásticas, coches de choque, hinchables y hasta tren de la bruja en el Bombé. "Se nota la crisis porque no vendemos tanto como nos gustaría". Así describe su experiencia navideña David Rodríguez, el presidente de la Fundación de Profesionales de las Atracciones en Ferias y Eventos de Asturias (Funfeas), que pese al mal resultado económico hoy organiza una "Operación Kilo". Los feriantes recaudan alimentos para repartirlos después a las familias más necesitadas del municipio, a través de la SOF (Sociedad Ovetense de Festejos). Por eso, las atracciones serán gratuitas para aquellos que donen un kilo de comida.
Es posible que la pequeña Cayetana Cueto, de seis años, se monte hoy en una de estas barracas. Ayer era la segunda vez que iba al Bombé con su tía Sandra Cueto a "pegar botes como una loca de contenta" atada a unas cuerdas elásticas. Le queda cuerda para rato antes de volver al colegio.
