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Una oportunidad para el Oviedo redondo

Los vecinos del Antiguo abogan por instalar en la zona una industria tecnológica y cultural que la revitalice

Por la izquierda, Pancho Alonso, Vanesa Alonso y Jorge Menéndez, en una de las calles del Antiguo. LUISMA MURIAS

Elena FERNÁNDEZ-PELLO

En el casco antiguo de Oviedo los vecinos viven como en "un pequeño pueblo". Se conocen entre ellos por el nombre y acostumbran a hacerse favores. Eso es lo que cuenta Jorge Menéndez, de la asociación "Oviedo Redondo", que con cerca de un año de historia ha empezado a tomar las riendas del barrio. Otro de sus miembros, Iván Martínez, explica que es un placer amanecer en silencio en casa, en pleno centro de la ciudad, sin oír ni un coche y escuchando a los pájaros. Los ruidos y los "botellones" son problemas que se circunscriben a zonas y horas determinadas y que, eso no admite debate, "hay que solucionarlo". Están encantados de vivir en el Antiguo, pero prevalece entre ellos la sensación de que algo no va del todo bien.

"Hay una concentración de monumentos que no hay en ningún otro lugar de la ciudad, y es el barrio más visitado. El único problema que tiene es la dejadez", afirma Pancho Alonso, el presidente de "Oviedo Redondo".

Eso es indiscutible. Basta dar una vuelta por la calle Salsipuedes, hace años una de las más retratadas de la ciudad y ahora sumida en el abandono. Hay solares vacíos, casas con las puertas y las ventanas tapiadas, graffitis por las paredes y una capa de verdín en la parte baja por el agua que se derrama por los desagües. Hay más espacios como ese, la calle Carta Puebla, sin ir más lejos, pero los vecinos se resisten a darlos por perdidos. Iván Martínez muestra en su móvil las fotografías de un proyecto puesto en marcha en Zaragoza para recuperar solares vacíos y darles un uso mientras se construye en ellos. Hay huertas y espacios de recreo para los niños. Algo así, dicen, podría hacerse en Oviedo, al lado del palacio de los Llanes o en la parcela del martillo de Santa Ana.

Para poner en marcha iniciativas como esa es necesaria la complicidad de las administraciones y de los propietarios, que en el Antiguo son muchos. En esas calles hay edificios de la Iglesia, de la Universidad de Oviedo, está el Museo de Bellas Artes, el Ayuntamiento... "Es complicado, pero hay pequeños arreglos que tendrían una gran repercusión en el vecindario y cuyo coste es bajo, según "Oviedo Redondo", como rejuntear el pavimento de la plaza del Paraguas o instalar bocas de riego. Jorge Menéndez habla también de la peatonalización de la calle Paraíso y de adecentar la muralla.

Hay otras intervenciones que son estratégicas y que implican a toda la ciudad. Esa es, quizás, la oportunidad que está en juego y que daría sentido al Antiguo en el entramado urbano más allá de su valor museístico. Iván Martínez habla de cómo relanzaría el Antiguo el que se establecieran en La Vega y en la Fábrica de Gas nuevas industrias, que actualizasen las que en otro tiempo hubo en ellas. Estarían, se imagina, relacionadas con la tecnología y la cultura, y atraerían a trabajadores que se instalarían con sus familias en el casco antiguo. "Eso lo revitalizaría y lo echaría a andar por sí solo. No habría mucho más que hacer", opina.

Entre tanto, la asociación busca inspiración en programas como el que se puso en marcha en la ciudad de París hace unos años, "Grandes vecinos", que pone en contacto a los residentes en una zona y a través de redes de voluntariado y colaboración dan solidez al vecindario.

Hay muchos proyectos en el aire, comenta Pancho Alonso, como las fiestas del Antiguo o un festival de jazz en colaboración con el Conservatorio y algunos otros que ya se han materializado y están cambiando el tono del barrio. Algunos son el cine al aire libre en el Paraguas o los desayunos solidarios que empezaron en un local de la calle Paraíso, y que puso en marcha la antigua presidenta de la asociación, Belén Suárez.

Vanesa Alonso, que ejerce de secretaria de "Oviedo Redondo", se trasladó a vivir al Antiguo por la proximidad con su negocio y nueve años después piensa que "en el Antiguo hay un calidad de vida que no existe en otro sitio".

Sigue habiendo problemas en el barrio, pero están muy lejos los tiempos en los que por el campaban los yonquis y las prostitutas. Estos vecinos aseguran que es un lugar seguro, donde no hay más delincuencia que en el resto de Oviedo y a pesar de eso, comenta Pancho Alonso, "mucha gente no se atreve a pasar más allá de Cimadevilla".

La vida en el Antiguo tiene "pros y contras", reconocen. Es un espacio más propicio para los jóvenes, que recurren al alquiler, y para las personas mayores, que han envejecido con el propio barrio. Pero también hay parejas jóvenes con hijos, aunque sean pocas. Y a pesar de la impresión de decadencia en algunos rincones, los portavoces de la asociación "Oviedo redondo" afirman que el casco histórico "ha rejuvenecido en los últimos años". "Los jóvenes le ven el atractivo al barrio", sostienen y "ese es el tirón que hay que aprovechar".

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