Carreras de robots, drones al vuelo y juegos de realidad virtual cerraron ayer el segundo Campus Tecnológico-Deportivo en la Escuela de Ingeniería Informática. 48 alumnos de todos los cursos de la ESO se despidieron del peculiar "campamento" donde la robótica, la programación, la impresión "3D" y la simulación de vuelo de drones se combinan a lo largo del día con actividades deportivas como la natación, el fútbol y el balonmano. "Es alucinante lo que se puede hacer con el ordenador", se oía a cada momento, mientras los jóvenes se sorprendían, ya fuera con las gafas de realidad aumentada, las aplicaciones que ellos mismo crearon para tablets o la impresora 3D.

La jornada final del campus comenzó con la demostración de vuelo de un dron profesional pilotado por Jorge Arias y Marcelino Artime, de Vuelox, una empresa asturiana pionera en el manejo de estos dispositivos. El vuelo se realizó en el polideportivo del campus universitario, pues la normativa prohíbe que estos aparatos surquen el cielo urbano, mientras los asombrados estudiantes hacían fotos y grababan con sus móviles.

"Obra civil, cartografía, topografía, minería, seguridad, patrimonio histórico, arqueología..." son muchas de la "infinitas" aplicaciones que según Marcelino Artime tienen los drones en la actualidad. Muchas empresas tecnológicas e industriales ya cuentan con este tipo de servicios, ya que los drones, equipados con una cámara, permiten analizar zonas de difícil acceso, "como las palas de los molinos eólicos", explicó Marcelino Artime. Por ello,considera "muy positivo" que los estudiantes se familiaricen con esta tecnología.

El campus continuó en las aulas de la universidad con distintas actividades coordinadas por profesores de la facultad. En una de las clases, unos alumnos se pusieron a los mandos del mismo dron cuyo vuelo acababan de presenciar a través de un simulador por ordenador, bajo la supervisión de los profesores Fernando Álvarez, Miguel García y Mª del Carmen Suárez. "Sorprende mucho la motivación de los chavales, hay algunos que al llegar a casa siguen trabajando por su cuenta con las aplicaciones que usamos aquí", comentó el segundo, encargado también de la programación de videojuegos.

Mientras, en otro aula, el profesor Miguel Riesgo enseñaba a los alumnos cómo usar las gafas de realidad virtual a través de un videojuego para móviles. En él, los estudiantes se sumergieron en un cuerpo humano con la misión de localizar y neutralizar células malignas con la mirada como única herramienta.

No sólo hubo actividades en las clases: uno de los pasillos de la facultad se convirtió en un circuito de carreras. Los estudiantes, dirigidos por los profesores Darío Álvarez y Lourdes Tajes, diseñaron una aplicación para móviles y tabletas para controlar pequeños robots motorizados que se enfrentaron en una carrera de relevos con obstáculos. Algunas de las piezas de los robots fueron diseñadas por los propios estudiantes e impresas en la impresora 3D de la facultad. Gracias a esa misma tecnología, los estudiantes crearon unos pequeños coches que también compitieron en su particular carrera en una pequeña rampa con un sensor al final. "La satisfacción de que aquello que diseñan con sus propias manos funcione como querían es lo más positivo para ellos", añadió con una sonrisa Darío Álvarez.

"El objetivo de este campus es llevar a la educación secundaria el pensamiento computacional: que los alumnos sean capaces de solucionar problemas usando la programación", afirma Benjamín López, director de la Escuela de Ingeniería Informática. El campus, que se llevaba desarrollando desde el 27 de junio, contó con dos grupos de iniciación y un tercer grupo de alumnos más avanzados. "Algunos vienen porque han tocadço estos temas en clase y lo quieren probar", explicó el profesor Fernando Álvarez. "Otros", siguió, "tienen verdadera pasión, incluso hay algún alumno que ya está pensando orientar su futuro hacia este ámbito", comentó Fernando.

"Siempre les decimos que con tiempo y esfuerzo pueden llegar a hacer cosas muy complicadas", indicó con una sonrisa Benjamín. El director de la Escuela destacó la importancia que tiene para los estudiantes aprender a relacionarse con las máquinas y las nuevas tecnologías, cuyo lenguaje es la programación. Además, señaló que, en la "sociedad digital" hacia la que se está avanzando actualmente, tener este tipo de conocimientos es algo "fundamental, independientemente del ámbito laboral o de estudio de cada uno".

Al final de la mañana, la entrega de diplomas por parte de los profesores y del propio Benjamín clausuró la segunda edición de este campus, que tanto alumnos como profesores esperan que continúe el verano que viene.