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"El huerto me ha dado la vida"

Germán Portal, cubano residente en Oviedo, lleva dos años cultivando su parcela de La Corredoria l "Ojalá la tuviera para siempre", afirma

"El huerto me ha dado la vida"

"El huerto me ha dado la vida. Ojalá lo tuviera para siempre", proclama emocionado Germán Portal, cubano nacido en Santa Clara, que se muestra encantado con su pequeño huerto ecológico en La Corredoria, junto al río Nora. Esta nostálgica historia nos retrotrae a las ciudades de 1950, cuando el "boom" urbanístico aún no había convertido las urbes en infinitas extensiones de edificios y asfalto. La iniciativa lanzada por el Ayuntamiento de Oviedo buscaba precisamente recuperar esta vieja costumbre: cultivar en la ciudad para el autoconsumo.

Portal no puede estar más agradecido. "Siempre había querido tener un huerto y, gracias a la buena fortuna en el sorteo de los terrenos, he podido cumplir mi sueño", explica. Entre pimientos, fresas, lechugas y otros vegetales pasa los momentos más felices del día. "Suelo estar como mínimo cinco horas diarias. A veces necesito estar hasta doce, depende del trabajo que quiera hacer", matiza.

Las largas jornadas de trabajo parecen haber dado su fruto, y el pequeño huerto luce un envidiable estado. "Al principio fue complicado, tuve que echar diversos productos, ninguno químico, y remover la tierra, porque era un barrizal. Ahora me siento orgulloso al ver todo lo que nos da", precisa Portal.

Hasta tal punto ha aumentado la producción que incluso regala algunos de sus cultivos. "Para una familia de dos personas son demasiadas verduras, así que a veces regalo alguna lechuga a la gente que pasea por la zona", dice el agricultor cubano, quien destaca además el buen ambiente con los otros 47 inquilinos de los huertos aledaños. "Nos ayudamos mucho, compartimos todo. Si alguien tiene un cultivo que otro no tiene, solemos intercambiar. Es un ejemplo para la sociedad, en todas partes debería ser así", afirma convencido Germán Portal.

Además de la inestimable compañía de los otros agricultores, Portal también cuenta con el apoyo de su familia. "Vienen mucho por aquí, trabajamos todos juntos. A veces hacemos picnic aquí, traemos unas tortillas y unos refrescos, y pasamos el día en el huerto", relata. También sus amigos cubanos aportan al huerto.

Otro aspecto que subraya Portal es el aprecio con el que Asturias obsequia a los cubanos. "Aquí todo el mundo nos ayuda. Esta tierra me lo ha dado todo, y ha hecho posible que cumpliera mi deseo de tener un huerto. Le estoy muy agradecido", reflexiona.

Ante un panorama tan idílico, lo único que lamenta es tener que dejar el huerto dentro de un año. "El uso del terreno es por tres años, pero ya estoy buscando otro sitio donde instalarme. Me daría mucha pena vivir sin mi huerto. Creo que no me acostumbraría. Una vez que te pica el gusanillo ya no puedes dejarlo", apunta. Sin duda, el, como los otros que próximo el final de su estancia a la orilla del Nora, continuarán con sus huertos en otro lugar, devolviendo a Oviedo, aunque sea durante "cinco horas diarias" a los años 50.

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