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IES Pando

Educación de altura sin salir del barrio

El Instituto Pando, "una familia", cuenta con varios alumnos con Premios de Excelencia y profesores que también imparten clases en la Universidad de Oviedo

El alumno de Formación Profesional Sergio Remis, en el taller de impresión.

Cuando el director del centro, Luciano Rodríguez, pasea por los pasillos del Instituto de Educación Secundaria (IES) Pando no da abasto a saludar a cuantos estudiantes se le cruzan. Les habla con familiaridad y utiliza su nombre de pila. "Somos con una gran familia", explica. Aunque también se detiene para, con la misma confianza, recordarle a los alumnos que escriben mensajes en sus móviles que no pueden utilizar el teléfono en horario lectivo: "Aquí los estudiantes no son un número", comenta con naturalidad Luciano Rodríguez.

En las aulas, habitadas por chicos que en su mayoría viven en los en el propio barrio de Pando y los cercanos Pumarín y Teatinos hay, además, 24 nacionalidades distintas. Todas estas culturas están totalmente integradas en la vida de un instituto que supera la media asturiana de selectividad y que alcanzó un porcentaje de aprobados de 97,56% en la última convocatorio de junio. Notas generales de altura entre las que destacan varios expedientes, galardonados con Premios de Excelencia. En todas sus etapas. En ESO, Bachillerato y en Formación Profesional". "Los chicos tienen que tener cualidades y el instituto debe desarrollar el currículo de forma adecuada, sin esas dos condiciones no podríamos obtener tan buenos resultados", explica el jefe de estudios, Juan José Suárez.

Y aunque la dirección rechaza asumir demasiados méritos, parte del éxito reside en el propio cuerpo docente, que cuenta con cuatro catedráticos y siete doctores. Cuatro de ellos, además, imparten también clase como profesores asociados. La experiencia de quienes imparten las lecciones "que de media supera los 20 años" también influye en la calidad educativa. "Ya tenemos incluso profesores a los que dimos clase aquí, cuando eran estudiantes", coinciden el director y el jefe de estudios.

Gracias a la informatización y la actualización diaria de los datos, además, los padres pueden consultar al término de las clases las faltas de asistencia o las sanciones por mal comportamiento de sus hijos. Cada profesor lleva un dispositivo, al que se conoce como "tamagochi", con el que pasa lista y recoge las incidencias. Al final de la jornada pasa los datos al sistema para que puedan consultarse a través de la red. "Pueden saber si su crío llegó tarde o faltó antes de que el alumno vuelva a casa", apunta Luciano Rodríguez. Pero el centro se distingue también por una distribución de las asignaturas que permite más de 300 combinaciones distintas. Este curso, de hecho, "solo un alumno tuvo que renunciar a una de las optativas que había elegido". El instituto ha dejado de lado los grupos cerrados y organiza las materias por bloques horarios, lo que facilita que los alumnos puedan cursas las clases que realmente le interesan. "Si cada cual está estudiando la materia que quería, mejoran la motivación y los resultados", dice el jefe de estudios.

"El centro está muy bien y la verdad es que, como madres, estamos muy contentas", destacan Covadonga Orozco y Yolanda Río, que acaban de acceder a la presidencia del AMPA, en el recibidor del centro. A escasos metros, Carmen Arias, profesora de inglés describe la "gratificante experiencia" que supuso la participación en el concurso Euroscola. Otro de los grandes hitos del Pando. Lograron alzarse con el primer puesto tras imponerse a casi 400 equipos de todo el país en una prueba que versaba sobre el 30 aniversario de la Unión Europea. 17 alumnos y dos docentes recibieron el premio de representar el pasado noviembre a España en el Parlamento Europeo. "Los críos son muy válidos y me encantó ver que tenían tanto entusiasmos", comenta Carmen Arias.

Entre los 636 alumnos del centro, que tras pasar un curso en las instalaciones de la Fundación Docente de Mineros Asturianos (FUNDOMA) llegó a su ubicación actual en 1990, hay 120 que toman lecciones de Formación Profesional en los módulos de Preimpresión Digital, Impresión Gráfica y Diseño y Edición de Publicaciones Multimedia. En los talleres y aulas que acogen las clases los alumnos realizan estampados en distintas superficies y elaboran productos como folletos, carteles, libros o trabajos relacionados con la imagen corporativa.

Pero el resto de estudiantes también tienen que remangarse. En el aula de tecnología, por ejemplo, donde Luis Alberto Díaz trabaja en un ascensor con sensores con los alumno de 2º de Bachillerato de la asignatura tecnología industrial. Porque en el Pando los resultados se obtienen así, con trabajo y con cariño. Profesores, padre y alumnos, forman una gran familia que une fuerzas para mantener la excelencia educativa en el barrio.

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