La Cátedra Emilio Alarcos Llorach conmemoró ayer el bicentenario del nacimiento de Ramón de Campoamor buscando razones para leer su poesía. No todos las encuentran, como se vio durante el coloquio que tuvo lugar en la biblioteca de Humanidades del campus universitario del Milán, pero algunos, como el poeta Luis García Montero, reconocen su deuda con el autor asturiano, cuyo primer poema fue una versión con final feliz de "El tren expreso" de Campoamor. "A los que nos gusta la literatura nos gusta saber cuáles han sido sus cauces y la chica del tren expreso lo mismo puede acabar en una copla de la Piquer en la 'Penélope' de Serrat".

En el acto de la Cátedra Emilio Alarcos Luis García Martín, que acaba de publicar una antología poética de Campoamor, se reveló como un entusiasta defensor de su obra, valorada en su contexto histórico. "Campoamor sigue siendo un poeta vivo", según el escritor ovetense, para quien va "más allá de lo folclorico". "Era feminista y el poeta de las mujeres", añadió, consideración totalmente opuesta a la de Aurora Luque, que, con la lectura de "La mora y la cristiana" fundamentó su aversión por Campoamor. Carlos Marzal salva del poeta naveto algunos rasgos de modernidad, como el escepticismo o cierto "realismo machadiano".

El acto fue introducido por la directora de la Cátedra, Josefina Martínez, y por el decano de Humanidades, José Antonio Gómez. Asistió a él, sentado entre el público, el concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos.