Como todo en la vida, el fútbol también se puede medir con la calculadora y con el corazón. Las estadísticas y las sensaciones no siempre coinciden, pero ahora con el Oviedo encuentran un punto de unión. Los números del Oviedo, como las sensaciones que transmite el equipo, no son buenos. En las últimas semanas, en ese periodo del año donde todo son buenos deseos, brindis por Navidad y regalos de Reyes, los azules sólo merecieron carbón.

El Oviedo no gana desde hace algo más de un mes, concretamente desde el cuatro de diciembre del año pasado cuando, sin alardes, derrotó al colista Nástic en el Carlos Tartiere (1-0). Desde entonces, se cayó ante Zaragoza (2-1), Córdoba (1-2) y Sevilla Atlético (5-3). Tres derrotas en cuatro partidos que, si se añade el revolcón en Alcorcón (5-1), hacen un parcial de cuatro derrotas en los últimos cinco partidos con un total de 14 goles en contra. Se trata de la peor racha del Oviedo desde hace diez años, sólo igualada al final de la temporada pasada, cuando el equipo de Generelo encadenó, en plena caída libre, cuatro derrotas (Almería, Leganés, Zaragoza y Osasuna, duelos en los que encajó diez goles) en cinco partidos. Aquellos fueron los últimos cuatro partidos de la competición, sin margen de error. Ahora, el equipo de Hierro sufre este mal momento al final de la primera vuelta, con capacidad de reacción y, después de todo, a sólo una victoria de los puestos de play-off, que es el objetivo para esta temporada que se ha marcado el club azul.

Para encontrar una racha peor del Oviedo en la estadística hay que irse a la fatídica temporada 2006-2007, la del año del descenso deportivo a Tercera División. Entonces, los azules acumularon 20 derrotas y de los últimos nueve partidos perdieron siete, cinco de ellos consecutivos.

Después de una racha de siete partidos sin perder, la inercia se rompió en Huesca, donde el equipo sufrió una goleada (4-0) que hizo saltar las alarmas. Entonces, se atribuyó el resbalón a un accidente, a un mal día en la oficina, una sensación que se refrendó en la victoria redonda que los azules consiguieron la siguiente jornada frente al líder Levante. Aquel partido fue muy bueno para el Oviedo de principio a fin, el mejor del curso ante un rival de enjundia.

Pero como si esa victoria hubiera sido una liberación y hubiera relajado en exceso a la plantilla, a partir de ahí el equipo fue cuesta abajo. La jornada siguiente llegó Alcorcón y, en otro mal partido, los de Hierro encajaron cinco goles, víctimas de errores individuales. La calma no llegó completa en la victoria ante el Nastic la jornada siguiente, un triunfo poco convicente al que siguió el traspié de La Romareda ante el Zaragoza. Allí el equipo acabó bien y pudo incluso empatar con diez. Pero luego llegó el Tartiere y el Oviedo sucumbió ante el Córdoba (1-2), el útimo partido del año antes de la nueva goleada en Sevilla.

Cuatro bofetones en cinco partidos, una racha a la que el Oviedo no estaba acostumbrado. El último año en Segunda B, los azules perdieron seis duelos en toda la Liga y el anterior once. En la temporada 2011-2012 hubo catorce derrotas, en la 2010-2011 hubo diez, en la 2009-2010 ocho, en la anterior una y en la 2007-2008, en Tercera, los azules perdieron 6 partidos. En ninguna de estas campañas encadenaron los azules la racha actual.