Prueba de ello es que la única que puede destacarse llegó cuando apenas se había cumplido un minuto de juego en una internada por la banda izquierda de Saúl Berjón, a cuyo centro se anticipó Arribas enviando el balón a córner impidiendo el remate de Linares. No hubo más. Los dos equipos apostaron por la posesión, pero con mucha lentitud en los pases, lo que propiciaba los repliegues defensivos del rival, sin que ninguno de ellos tuviese claras opciones de crear situaciones de peligro.

El Oviedo mostró las ideas que quiere inculcar Anquela. Defensa adelantada con las líneas muy juntas y todos por detrás del balón cuando el rival tiene la posesión, presionando con intensidad.

Cuando recupera el esférico, el conjunto azul busca con rapidez las bandas, intentando ser lo más vertical posible. En la primera mitad los azules lo intentaron, pero les faltó profundidad y desborde para generar claras situaciones de peligro ante un Deportivo que manejo bien el balón, pero que, al igual que el Oviedo, careció de capacidad ofensiva y fue incapaz acercarse con peligro a los dominios de Juan Carlos.

La segunda mitad comenzó más animada. Los azules fueron los primeros que se acercaron a la portería de Tyton, primero con un remate lejano de Linares y después con una buena combinación entre Rocha y Diegui, cuyo centro desbarató Tyton. El Deportivo respondió con un remate de cabeza de Borja Valle, que se fue alto y un disparo desviado de Andone, todo ello en los primeros compases de la reanudación.

El carrusel de cambios en ambos equipos dejó como novedad en el conjunto azul la presencia de Aarón Ñíguez como mediapunta en los minutos que jugó, quizá buscando Anquela alternativas en la plantilla ante la lesión del italiano Fabbrini, y en especial la aportación de los jóvenes, que ilusionaron a los aficionados presentes en el Carlos Tartiere con sus ganas e intensidad. Con este empate, los azules siguen sin conocer la derrota en la pretemporada.