Trompa ovetense, forma parte de la orquesta de Barenboim

Oviedo, Javier NEIRA

Jorge Monte de Fez -ovetense, 24 años- estudió en Oviedo en el Instituto de la Ería y el grado medio de trompa en el Conservatorio, y después se fue a San Sebastián para completar la carrera. Ahora vive en Berlín, recibe clases en Praga del mejor trompa del mundo, pertenece a la prestigiosa orquesta «Diwan», que dirige Barenboim, y forma parte de la Joven Orquesta de la Unión Europea y de la Joven Orquesta «Gustav Mahler».

-¿Por qué se fue a estudiar al Conservatorio de San Sebastián?

-Es buenísimo, por eso me fui. Estudié con Rodolfo Epelde. Y allí conseguí matrícula de honor en el examen final de carrera. Fue hace casi tres años. Y de San Sebastián marché a la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid con el trompista Radovan Vlatkovic. Y ya en el primer año me dieron una mención de honor al alumno más sobresaliente en la cátedra de mi instrumento. La Reina me entregó, en una gala en el palacio del Pardo, el título que me acredita como alumno más destacado. Estaba en el acto el alcalde, Gabino de Lorenzo, porque el Ayuntamiento de Oviedo patrocina la escuela.

-¿Fue un trampolín?

-Bueno, el año pasado, en la Escuela Reina Sofía, nos dio clase el solista de la Filarmónica de Berlín, Radek Baborak. Le gusté y me propuso ir fuera, algo que, por mi parte, ya era lo que estaba pensando. Ir a estudiar al extranjero era lo que yo quería. Radek iba a dejar la orquesta para dedicarse a dar clase en Praga, su ciudad de origen. Le dije que sí porque es un músico superimportante, de los mejores trompas que han existido nunca. Eso fue en enero de 2010, cuando vino a la escuela en Madrid. Y en este septiembre ya empecé a dar clase con él.

-¿Cómo enlazó con Daniel Barenboim?

-En febrero del año pasado me llamó Radek y me dijo que había estado hablando con Barenboim, que buscaba un primer trompa para su «West-Eastner Diwan Orchrestra». Me recomendó, me llamaron desde su Fundación y me preguntaron si podía hacer unas pruebas. Mandé una grabación porque en aquel momento no podía ir. Estaba en Madrid. Después me llamaron para una audición a Milán. Me dijeron que el maestro Barenboim estaba interesado en escucharme en directo. Entonces estaba dirigiendo en la Scala de Milán. Se trataba de ver si me quería para su orquesta. Fue todo un poco surrealista. Saqué un billete de ida y vuelta el mismo día. Y toqué.

-¿Qué tocó?

-El cuarto concierto de Mozart, el primero de Strauss y solos de orquesta, algo que es habitual en las audiciones. Toqué alrededor de media hora, que es muchísimo para estos casos. Era un fichaje importante para Barenboim. Hablé un rato con él, me dijo que le encantaría que estuviese en la orquesta ya en el verano, en una gira, y así fue. El pasado verano dejé la Escuela de Madrid y me fui a vivir a Berlín. Desde allí voy a clase hasta Praga una vez al mes. Estoy muy a gusto viviendo y trabajando en Alemania, en Berlín, donde hay, quizás, el mejor ambiente musical del mundo.

-¿Cómo es Barenboim?

-Puede parecer cortante. En Milán estuvo muy amable conmigo. Cuando está al frente de la orquesta es duro, pero gracias a eso aporta a la orquesta su valor como director y maestro.

-¿Por qué Berlín concretamente?

-Primero porque estoy a solo cuatro horas de Praga. En Berlín, además, hago audiciones y vivo en el mejor clima musical posible.

-¿Y más giras?

-En mayo realizaremos otra gira por Qatar, Roma, en el Santa Cecilia, en la Scala de Milán, Viena, París y terminamos en Berlín. Dos semanas muy intensas.

-¿En la «Diwan» está en calidad de judío o de palestino?

-De español.

-Bueno, se apellida Fez, una zona tradicionalmente sefardí.

-Es una ciudad norteafricana. Estoy como español, el presupuesto mayoritario de la orquesta corresponde al Ministerio de Asuntos Exteriores español y por eso hay españoles si no no hay suficientes judíos de calidad.

-Raro que no haya.

-Ya, en ese caso echan mano de los españoles. Hice la gira por España y Sudamérica. En Argentina intervine en el concierto del Obelisco ante 50.000 personas .

-¿Los músicos jóvenes están como los científicos? ¿el retorno es muy difícil?

-Exacto. Ahora no tengo nada estable, pero me muevo y eso es muy positivo.

-¿Por qué la trompa?

-Fue desde siempre.

-Es casi imposible, incluso a los mejores instrumentistas se les escapa alguna nota.

-Incluso a los mejores del mundo. Mi madre es músico, músico terapeuta en Oviedo. Se llama Carmen de Fez. Me introdujo en la música. Ojeando un libro me llamó la atención la trompa y me decidí. Fue a los 8 años. Después, diez años de estudio en Oviedo y cuatro en San Sebastián.

-¿Qué metas se plantea?

-Paralelamente acabo de hacer una gira con la Joven Orquesta de la Unión Europea, que tiene la sede en Londres, por Serbia, Croacia, Italia y Hungría. Y soy miembro de la Orquesta Joven «Gustav Mahler», de Austria. Las giras de las jóvenes orquestas son en primavera y verano. En la Joven Orquesta Nacional de España, en la Jonde, ingresé hace cuatro años ya como primer trompa y el año pasado toqué un concierto como solista. Ahora, la gira con Barenboim y otra en verano para grabar un DVD en Colonia. Y el año que viene, a China y Corea y a los Prom de Londres.

-¿Cómo es su vida cotidiana?

-Me levanto, y a estudiar.

-¿Protestan los vecinos?

-En Alemania la visión de un músico es distinta. Aquí dices que eres músico y te preguntan ¿y a qué más te dedicas? En Alemania no es así: un músico es superrespetado y no hay problemas. En mi bloque de viviendas el propietario, en el contrato, establece que si eres músico puedes estudiar desde las 9 de la mañana hasta las 10 de noche. Así que por la mañana me pongo a trabajar, caliento un poco el instrumento, preparo cosas si tengo algo previsto, mejoro técnicamente, preparo un concierto...

-¿Siempre solo?

-Normalmente solo, pero conozco gente que hace igual, y trato a otros españoles, a otros músicos, a otros trompistas. Tengo clases con profesores de allí, con el solista de la Staats Kapelle, Ignacio García, chileno, que trabaja en Sevilla también. Y recibo clases de alemán.

-¿Cuántas trompas tiene?

-Una, la economía no está para más. Acabo de comprar una y me costó 6.900 euros, que no es tanto como un instrumento de cuerda.

-Entonces ¿cuánto cuesta un violín?

-No lo sé pero entre 30.000 o 40.000 euros. En fin, voy a todos los conciertos que puedo. Me gustaría entrar en una orquesta profesional de cierto nivel.

-Max Valdés decía hace unos días que en América Latina el nivel ha subido muchísimo.

-Influye el movimiento de orquestas de Venezuela. Pero me quedo con Alemania.

-¿Le tienta dirigir o componer?

-Componiendo no te ganas la vida y además pierdes tiempo que debes dedicar al instrumento. Prefiero centrarme plenamente en la trompa. En cuanto a la dirección, cuando ya llegaste a lo que querías en el instrumento, es cuando puedes pensar en dirigir.