Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

El trasplante de dedo practicado a Manuel Paz constituye una rareza científica. «En toda la literatura mundial no aparecen descritos más de tres o cuatro casos similares», afirma Daniel Camporro, cirujano principal en la intervención y responsable de la unidad de microcirugía del servicio de Cirugía Plástica del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

El doctor Camporro se explica. Hace al menos tres décadas que los cirujanos están habituados a quitar dedos de los pies para implantarlos en la mano. Son relativamente frecuentes las intervenciones para remediar la pérdida del pulgar y, en casos de una falta masiva de dedos, se suele optar por reconstruir una mano con tres dedos: el pulgar y dos más.

Lo que, según el cirujano del HUCA, es totalmente infrecuente es que el dedo del pie se injerte en funciones de meñique de la mano. Y es que, «para una inmensa mayoría de las personas, el meñique no es un dedo imprescindible». Sin embargo, para un guitarrista diestro, el dedo más pequeño de la mano izquierda es un instrumento insustituible.

Manuel Paz acudió al equipo del doctor Camporro en busca de algo parecido a un milagro. El caso ya era conocido por la también cirujana plástica Clara Martín Muñiz, integrante de la unidad de microcirugía, quien había atendido al guitarrista en el servicio de urgencias del Hospital Central el día del accidente. El paciente tuvo la no pequeña fortuna de toparse con un equipo muy experimentado. «Estudiamos el caso y nos decidimos a hacer un trasplante parcial del segundo dedo (el contiguo al dedo gordo) del pie izquierdo para reconstruir el quinto de la mano», relata Daniel Camporro.

La intervención es «compleja», precisa la doctor Martín Muñiz, toda vez que requiere suturas vasculares, reconstrucción del hueso, suturas nerviosas para dotar al dedo de sensibilidad y suturas de los tendones para recobrar movilidad. Los cirujanos tuvieron que acortar ligeramente el dedo del pie. La intervención duró alrededor de nueve horas.

«El primer objetivo era que el dedo fuera viable y estuviera vivo, y eso se ha conseguido», señala el doctor Camporro, quien agrega que a Manuel Paz «le queda por delante un arduo trabajo de rehabilitación de varios meses». El responsable de la unidad de microcirugía subraya que la intervención es, ante todo, «una labor de equipo», en la que han participado los dos cirujanos plásticos citados y sus colegas Ángel Fueyo y David Vidal, así como enfermeras de quirófano y de planta y especialistas en anestesiología y reanimación posquirúrgica.

Los cirujanos confían en que la evolución de Manuel Paz sea satisfactoria. Y están completamente seguros de que cumplirá su palabra: «Se ha comprometido a invitarnos a su primer concierto, y allí estaremos».