Oviedo, Eduardo GARCÍA

«España ha desatendido completamente la enseñanza, los experimentos han salido mal y nadie hace nada para remediarlo. Estamos bajo mínimos, y los resultados de las pruebas PISA son sencillamente vergonzosos».

Lo dice Eduardo García-Cueto, profesor de Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales en la Facultad de Psicología, en Oviedo, y director de un reciente estudio nacional que demostraba el desconocimiento en cultura general de los universitarios del país. Aquel estudio, que demostraba que el 86% de los universitarios no sabe el nombre de dos premios Nobel españoles, y que el 72% desconoce el nombre del rey anterior a Juan Carlos I (la respuesta más dada fue Franco), entre otras muchas preguntas, fue publicado en LA NUEVA ESPAÑA el pasado 20 de julio y tuvo amplia repercusión nacional.

Faltaban las reflexiones de los autores. Dos de ellos, el propio García-Cueto, y el profesor de Psicología Ignacio Pedrosa, tratan de explicar el caos.

Un estudiante en España le cuesta al país entre 7.000 y 10.000 euros al año, según el curso del que se trate. Seis cursos de Primaria, cuatro de ESO y dos de Bachillerato o Formación Profesional. En total, 12 cursos, lo que supone un coste global para el sistema de entre 84.000 y 120.000 euros. Todo ello sin contar la Universidad.

Se gasta mucho en ellos, pero un buen porcentaje termina la Secundaria con escasísimo bagaje cultural: malos, malísimos para las fechas (sólo el 27% de los alumnos encuestados acertó el año de inicio de la II Guerra Mundial); patinan hasta la caricatura en Geografía e Historia: ¿La capital de Suiza? Hubo respuestas para todos los gustos: Viena, Estocolmo, Berlín, Lisboa... ¡Bélgica!; pero es que lo desconocen casi todo de la actualidad. Tan sólo un 41% de los encuestados es capaz de nombrar dos ministros del actual Gobierno español. Y al ¡¡¡90%!!! de los universitarios «Los Tres Tenores» no les suenan.

La encuesta fue realizada a 1.080 personas («se descartaron las poquísimas que nos dio la impresión de que estaban rellenadas a broma», dice García-Cueto). Son universitarios de los distritos de Oviedo, La Laguna (Tenerife) y Granada. La mayoría, asturianos. La encuesta tocó a alumnos de todas las facultades y escuelas de la Universidad de Oviedo.

«A los jóvenes les falta curiosidad por saber», señala Ignacio Pedrosa. Aun así, es difícil entender la debacle. «Hay que preguntarse muy en serio qué pasa en la Primaria y la Secundaria», dice Eduardo García-Cueto. Él tiene su teoría: «Se han rebajado los niveles de exigencia hasta lo inaceptable. El sistema es perverso, porque se ha hundido la motivación del profesorado, y se le ha quitado todo tipo de autoridad».

Un joven asturiano puede llegar a la Universidad sin haber visto una línea de Historia del Arte. La pregunta de ¿dónde nació Picasso? la contestaron acertadamente dos de cada diez universitarios. Valía Málaga, valía Andalucía, hasta se podía aceptar España... «Nos lo situaron en la mayor parte de los países europeos: Francia, Suiza, Alemania, Italia... hasta alguien se atrevió a concretar: Cataluña». Más taras del sistema: «Haber descartado casi completamente lo memorístico es un atraso. En mi curso, segundo de Psicología, hay un porcentaje alto de alumnos que no saben multiplicar: ¿cuánto es 0,6 x 0,6? Pues, si no tengo calculadora, me dicen...».

Los jóvenes aprenden lo que se les enseña. De las 30 preguntas del cuestionario, la segunda más acertada es ¿quién formuló el mito de la caverna? (80%). No es una pregunta fácil. Al menos, es infinitamente más difícil que ¿quién escribió «La Regenta»?

Platón y el mito de la caverna sí lo estudian en la Secundaria. Se lo saben porque se lo han exigido en la escuela, pero no les exigen saber quién pintó la Capilla Sixtina o quién pintó «Los fusilamientos del 3 de mayo» (al 73% de los universitarios Francisco de Goya les debe de sonar a chino).

A la Universidad llegan todos en política de puertas abiertas que Eduardo García-Cueto no comparte: «Para qué convocar unas pruebas de acceso si la PAU acaba aprobándola el 96% de los alumnos. ¿No sería más barato que pasaran todos y que el sistema ponga a cada uno en su sitio?».

La inmensa mayoría de las 30 preguntas de la encuesta puede ser contestada sin problemas por los asturianos de más de 40 años, al margen de su formación académica, pero no por sus hijos. Las 30 preguntas son el resultado de limar las 60 iniciales propuestas para el estudio. «Quitamos las más difíciles». García-Cueto cree que «es un error tener a todos los niños haciendo los mismo hasta los 16 años. Hay que diversificar antes en función de actitudes y aptitudes. Y, por supuesto, hay que aumentar la exigencia de acceso a la Universidad».