Este manifiesto lleva la firma de Joaquín Bernardo Cofiño, Noemí Eiris Salvado, Leticia Gómez de Segura Iriarte, Elisa Pérez Larrea, Belén Porrero Guerrero y 181 residentes más, todos ellos en fase de formación en los centros sanitarios de primaria y especializada del área IV, con cabecera en Oviedo.

«En las últimas semanas, como consecuencia de la situación global de crisis que afecta nuestro país, se vienen produciendo ajustes tanto en materia económica como laboral que afectan especialmente a los empleados del sistema público en sus distintas variantes; incluidos los profesionales sanitarios en formación (sistema MIR, que aparte de médicos incluye químicos, biólogos, farmacéuticos, físicos, psicólogos?). Este colectivo, que escoge voluntariamente formarse en el Principado, forma parte de la plantilla del Servicio de Salud del Principado (Sespa) y se renueva periódicamente (al finalizar la formación, durante un período no inferior a cuatro años). Por este motivo, existen una serie de particularidades a su alrededor que lo diferencian o matizan respecto al resto de la plantilla, en sus diversas posibilidades, y que se encuentran reguladas por el estatuto marco del personal estatutario de los servicios de salud (ley 55/2003) y por un real decreto específico, del año 2006.

»En primer lugar, existe un condicionamiento temporal, puesto que el período formativo es limitado (de cuatro o cinco años). A efectos prácticos supone que, una vez terminada la jornada ordinaria diaria, en muchas ocasiones (hasta un máximo de siete días al mes) la jornada de trabajo se prolonga durante 24 horas, hasta el comienzo de la jornada ordinaria del día siguiente, en lo que se conoce como guardia. Por nuestra condición realizamos una media elevada al mes, con sus pros (fundamentalmente formativos) y sus contras. Todo ello conlleva que anualmente, con una media de cinco o seis guardias al mes, se superen ampliamente las 2.500 horas de trabajo. Obviamente (o al menos era obvio hasta la fecha), todo trabajo durante 24 horas conlleva un descanso a la jornada siguiente (en nuestro caso conocido como «libranza»).

»El segundo de nuestros condicionantes es numérico. Los facultativos MIR suponen sólo el 3,1 por ciento de la plantilla total anual del Sespa (cada promoción se renueva periódicamente), porcentaje pequeño pero decisivo para una actividad asistencial normal. Este hecho conduce a que de forma global, el peso en las decisiones sea simbólico y nuestras condiciones no sean habitualmente tan conocidas o reconocidas por quien gobierna el propio sistema o los usuarios del mismo.

»En las últimas semanas, nuestras condiciones laborales han variado notablemente, siendo las modificaciones más sensibles aquellas que hacen referencia a las libranzas de las guardias. Nos gustaría subrayar que en ningún caso la aplicación de las 2,5 horas semanales supone un problema, siempre que sea de forma racional y eficiente (¿o acaso es razonable que un médico acuda obligado a una consulta sin pacientes, únicamente por figurar, como ya ha sucedido?).

»Con la normativa actual en la mano, a pesar de sobrepasar ampliamente las 2.000 horas de trabajo anuales, nos veríamos obligados a devolverle al sistema horas de trabajo, sobrepasando más si cabe lo ya señalado. En el caso contrario, para «ayudarnos» podrían suprimir o limitar las guardias, condicionando, por tanto, la formación y la remuneración a final de mes.

»Especialmente gravosas en ese sentido nos parecen las declaraciones de la señora Celia Gómez, gerente del Sespa, en las que negaba de forma rotunda la existencia de médicos mileuristas en el sistema. Sí que los hay: son los facultativos MIR adscritos a unidades o servicios sin guardias propias, puesto que nuestro salario base, sin guardias, apenas sobrepasa dicha cifra. Sea un caso u otro, por nuestras condiciones estamos condenados a perder siempre.

»No nos gustaría terminar nuestra exposición sin una serie de reflexiones. ¿Acaso no es lógico descansar después de 24 horas de trabajo? Si es así nos gustaría saber por qué se penaliza con más débito de horas a quien más está obligado a hacer. Igualmente, nos gustaría saber con cuántos coches oficiales sigue contando la Consejería de Sanidad, los emolumentos de sus dirigentes, o cuántas horas y reducción de salario se han aplicado a sí mismos para ajustarse a este nuevo escenario de estrecheces. Por último, las nuevas condiciones laborales, que nos segregan del resto del Estado, hacen menos atractivo al Principado como lugar de formación, con la consiguiente pérdida de competitividad a corto, medio y largo plazo.

»Por todo ello, nuestro rechazo a las medidas adoptadas en nuestra comunidad es total, y apelaremos a nuestros derechos fundamentales para defender, con el menor menoscabo posible para los pacientes, nuestra razón de ser.