El cáncer; las enfermedades crónicas, sistémicas y degenerativas (con particular atención a las cardiovasculares y respiratorias); la inmunología y los trasplantes; las neurociencias y la salud mental; y las patologías de base genética son las cinco áreas en las que prevé centrar su trabajo la Fundación para la Investigación e Innovación Biosanitaria en Asturias (Finba), que ayer vivió una puesta de largo de las grandes en la sede que ocupará a partir del segundo semestre de 2014: un pabellón del antiguo Hospital Psiquiátrico ubicado en La Cadellada (Oviedo), justo al lado del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Al margen de los discursos políticos, el otorrino Carlos Suárez, director científico de la Finba, fue el encargado de poner una nota de realismo en la descripción de la situación actual y el planteamiento de los objetivos. En el momento actual, señaló, el HUCA ocupa "un segundo escalón entre los hospitales españoles", y el horizonte lo marca un retorno a niveles de "excelencia" como los que marcó en los años 60 del siglo pasado el Hospital General de Asturias. Sobre una premisa básica: "Existe una correlación estrechísima entre la capacidad científica y el desarrollo clínico de un hospital: son dos cuestiones inseparables".

El Presidente del Principado, el Rector de la Universidad y los responsables de las 18 empresas y entidades que han decidido embarcarse en la Finba asistieron al acto protocolario. Los representantes de las diez compañías que son patronos fundadores estamparon su firma en el documento correspondiente (por un error, algunos debieron hacerlo en dos ocasiones). Cada uno de los socios fundadores se han comprometido a aportar 50.000 euros anuales durante los próximos cinco años. La aportación inicial del Gobierno de Asturias es de 300.000 euros.

Las entidades benefactoras contribuirán a impulsar la Finba de diversas maneras, que van desde el suministro de material tecnológico hasta el patrocinio de becas. "Una vez puesta en funcionamiento, la propia investigación irá generando progresivamente ingresos que se reinvertirán en abrir nuevas líneas de conocimiento", puntualiza un documento del Ejecutivo autonómico.

El Presidente regional, Javier Fernández, y su consejero de Sanidad, Faustino Blanco, dibujaron en sus discursos una aventura científica llamada a marcar un antes y un después. "Nuestra intención, y nuestra obligación, es aprovechar la enorme fuerza que movilizará para convertir a Asturias en un referente internacional de investigación biosanitaria", subrayó Javier Fernández con un nivel de entusiasmo poco usual en él. Fernández también aludió al precedente marcado en su día por el Hospital General, "un emblema de la sanidad española", un equipamiento que "estuvo bien hecho e, importantísimo, fue muy bien pensado". Y no eludió un encendido elogio a la colaboración entre la Administración pública y la iniciativa privada.

Del laboratorio al paciente

Entre tanto, Faustino Blanco hizo hincapié en el papel que la Finba debe desempeñar a la hora de "facilitar la transición de la investigación básica en aplicaciones clínicas que redunden en beneficio de la salud". O sea, en salvar el histórico largo trecho entre los avances obtenidos en los laboratorios y los tratamientos que se ofrecen a los enfermos.

El rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, reivindicó el papel de la institución académica como "principal motor de la investigación en nuestra región" y advirtió de que "no debemos crear falsas expectativas ni pensar que todos los problemas acaban aquí".

La presentación de la Finba concitó al sector sanitario regional en pleno, y también a buena parte de los científicos más destacados en el ámbito de la biomedicina. Entre estos últimos se contaba Carlos López Otín, catedrático de biología molecular y figura que ha contribuido desde la trastienda a generar confianza entre las entidades privadas que se han implicado en la Finba. Al término del acto, declaró que "el principal beneficio de esta estructura es el de abrir un camino hacia la incorporación de jóvenes y brillantes investigadores que en un futuro cercano puedan desarrollar sus ideas y su trabajo aquí, en Asturias".

Otín no se olvidó de los cimientos del proyecto: "Es el momento de recordar la labor de personas como Antonio Cueto, ya fallecido, y Agustín Hidalgo, que junto con Carlos Suárez me acompañaron durante años en el afán de impulsar un proyecto que ahora parece concretarse". Y apostilló: "Pocos entendieron que nada buscábamos para nosotros. De hecho, nuestro grupo seguirá trabajando en la Universidad dejando los nuevos espacios para aquellos que más los necesitan. Simplemente, tratábamos de mirar hacia el futuro y ofrecer oportunidades a las nuevas generaciones".

Las claves

Cada socio fundador aportará 50.000 euros anuales durante los próximos cinco años.

La sede de la Finba dispondrá de 28 laboratorios de investigación, además de los servicios comunes. Un túnel la comunica con el nuevo HUCA.

El edificio será ocupado en el segundo semestre de 2014. Los grupos irán incorporándose de forma gradual, a medida que vayan obteniendo la acreditación correspondiente.

Un comité externo realizará la selección de grupos que trabajarán en el futuro centro de investigación. La presencia de esos equipos no será vitalicia: sus investigaciones serán reevaluadas cada cinco años. Se producirán entradas y salidas.

La Finba será un instrumento fundamental para poder participar en numerosos concursos de ayudas científicas a las que no se puede optar sin la acreditación científica pertinente.

El cáncer; las enfermedades crónicas, sistémicas y degenerativas; la inmunología y los trasplantes; las neurociencias y la salud mental; y las patologías de base genética son las cinco áreas en las que se centrará la Finba.