No hay un arbusto sobre la tierra. Todos los animales y las aves del cielo han desaparecido.

Inquietante manera de arrancar una historia, ¿verdad? Se trata de colocar al lector desde el primer momento sentado en un barril de pólvora. Y encender la mecha narrativa lo antes posible. El palacio de Petko abre sus puertas.

Nos plantamos en el año 2215. Ya lloverá. Todo es distinto. Todo es distante. Habitamos un nuevo mundo llamado Petko surgido después de la catástrofe de las guerras energéticas y que funciona bajo el todopoderoso Sistema KB: el Sistema informático que controla la energía y los suministros. "Es Dios". Y en el que hay una Resistencia que se niega a aceptar las reglas del juego. Rebeldía: la autoridad es el enemigo. Allí, avatares y humanos se ven obligados a convivir. Todo llega antes en el calendario vital de las personas. Lo que antes era adolescencia ahora es una edad adulta: a los 15 años se es mayor de edad y puedes ser policía. Las responsabilidades te atropellan. ¿Antes de tiempo? Quizás en el momento adecuado. Como era de esperar, la tecnología lo domina todo y si quieres hacer un viaje virtual a cualquier época y lugar, está en tu mano. ¿El Japón feudal? ¿La Antártida? ¿Las Cruzadas? Allá vamos.

Planteado el escenario, llegan los hechos: los avatares de Jasmena, Mirena y Alfonsina, tres hermanas de 18, 17 y 16 años, se esfuman. Misterio al canto. Ahti-Anne y Lydia son dos jóvenes policías que reciben el encargo de dar con ellas con ayuda del informático Cavey. Durante la investigación se encontrarán con unas cuantas sorpresas que les harán replantearse todo lo que saben y la verdad del mundo que les rodea. Y les sale al camino una gran duda existencial que ha acompañado a los seres humanos desde que tienen uso de razón (y de la sinrazón): ¿es más importante la libertad individual o estar controlados/vigilados/custodiados/tutelados por un Estado que les garantiza una supervivencia básica a cambio de renunciar a la mayor parte de los derechos fundamentales de un ciudadano?

Lorenzo Silva y Noemí Trujillo trabajan a brazo (com)partido para agarrarte desde la primera página y no te sueltan hasta la último. Cuidado: la mecha ya está encendida. Bienvenidos al Palacio.