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No son los expertos los únicos que perciben el mal estado de las pinturas y reclaman una intervención. Los propios visitantes de San Miguel de Lillo, en su mayoría procedentes de otras regiones de España, alertan del estado "lamentable" de las pinturas y defienden su restauración.
En una tarde como la de ayer, con temperaturas agradables y en plenas fiestas de Semana Santa, los monumentos del Naranco registraron un elevado volumen de visitantes, muchos de los cuales desconocían el la riqueza del Prerrománico asturiano. "No conocíamos San Miguel de Lillo y nos ha gustado mucho, pero es cierto que le haría falta una intervención, porque el interior se ve bastante deteriorado", afirmaba, tras la visita, el albaceteño Juan Manuel del Olmo, que visitó los monumentos con su familia.
"Si se puede hacer algo, haría falta que las arreglasen un poquito. Porque el edificio es precioso, pero el interior está bastante mal", coincidía Antonio Díaz, procedente de Madrid y otra de las personas que completaron la visita guiada al interior del edificio. El mal estado de la figura entronizada no pasó desapercibido para ojos entrenados como los del zaragozano Javier Sola, cuya mujer es historiadora del arte y que acudía a la visita bien documentado: "Está muy mal y es necesaria una intervención. Pero siempre que hablemos de asegurar la conservación y descubrir pinturas que puedan estar cubiertas, no de hacer recreaciones de lo que desapareció".
A quienes más duele el mal estado del Perrománico, en todo caso, es a los asturianos. Como a la ovetense Ana María Liñero, realmente dolida por la ausencia de fondos en los Presupuestos Generales del Estado para las pinturas: "Da mucha pena ver cómo están. No puede ser que se gaste el dinero del Estado en tonterías y para esto no haya nada".
