Tristes tiempos aquéllos que no tienen canciones que los narren. Tristes sociedades las que no cuentan con canciones que celebren sus empresas colectivas. Siendo la canción el género artístico más inmediato y popular, resulta inevitable que haya derivado muchas veces hacia temáticas o sociales. De hecho, más que distinguir entre canciones políticas y no políticas, sería más adecuado distinguir entre canciones que disimulan que están haciendo política y aquéllas otras que lo reconocen abiertamente.
Y hoy, lunes, en el teatro Campoamor, bajo el título de "Canciones para un Primero de Mayo", La Ciudadana celebrará un concierto centrado en las canciones que no disimulan su dimensión política. Canciones nacidas para ser cantadas en grupo, para llamar a la acción, para servir de consigna. Algunos de nuestros mejores poetas -Alberti, Benedetti, Celaya- se dedicaron a este género, así como algunos de nuestros mejores cantautores -Chicho Sánchez Ferlosio, Lluís Llach, Luis Pastor-. Sobre el escenario estarán intérpretes como "Nuberu", Vaudí, Héctor Tuya, "Delagua". Y bajo el escenario estaremos nosotros, el público activo, central en la construcción de este tipo de canciones, sin nada que ver con el rol de meros receptores de un producto empaquetado que caracteriza a otros géneros musicales.
La presencia de la canción social es uno de los termómetros más precisos de la situación política de un país y se va a colocar en el Campoamor para que tengamos ocasión de estimar hasta qué punto queremos seguir siendo lo que fuimos. Tristes tiempos aquellos que no tienen canciones que los narren. Y benditas aquellas canciones que nos permiten conocernos y reconocernos como sociedad, que unen irremediablemente nuestra biografía a la de los demás.
