Sólo con andamios de rudimentaria nostalgia se puede salvar del derribo una construcción tan deficiente como 12 valientes. Y es que la película dirigida por un señor danés como si fuera un patriota de Oklahoma de toda la vida retoma los más rancios ingredientes de aquellas películas de vaqueros e indios en las que el Séptimo de Caballería siempre acudía raudo al rescate de los colonos en peligro dando un buen escarmiento a los malvados pieles rojas. Aquí falta el toque de corneta y en lugar de las praderas o desiertos de Estados Unidos se finge estar en Afganistán, aunque en realidad se rodó en Nuevo México.

Los villanos talibanes (atención al líder, que responde a todos los tópicos binladescos al uso, barba picuda y mirada torva incluida) combaten como si tuvieran una diana en el pecho para dispararles mejor, se lanzan contra el enemigo sin cubrirse y su puntería es pésima aunque disparen casi a bocajarro. Y la principal motivación de los (valientes) jinetes americanos no es tanto ayudar a los afganos buenos como vengar la matanza de las Torres Gemelas, de hecho el (valiente) protagonista lleva consigo una especie de talismán / recordatorio al que, al final, encuentra un lugar adecuado a modo de santuario personal. La pena es que esta película de guión burdo y realización monótona está basada en un excelente libro/reportaje en el que los personajes no son meros estereotipos como aquí, los malvados no están caricaturizados y, por supuesto, el horror y la violencia no son pasto de la frivolidad en aras de una espectacularidad de tiros y bombazos al por mayor. La carga final no es precisamente la de Murieron con las botas puestas o La carga de la brigada ligera, y Chris Hemsworth no es precisamente Errol Flynn, ni su esposa Elsa Pataky la inolvidable Olivia de Havilland. Cine aquel también manipulador y embustero, pero artísticamente poderoso. 12 valientes no tiene empacho en llevar la sangre a su molino y seguir los pasos de cintas patrioteras y maniqueas como Boinas verdes, niño incluido. Pero cine, lo que se dice cine, más bien poco. O nada.