Ya se dirigía el sol a su lecho marino, cuando el horizonte se oscureció de pronto. La tormenta avanzaba hacia Gijón, empujada por un viento "gallego" que se levantó con fuerza y que sacudió la villa, como un mal agüero. La oscuridad se hizo y pronto el agua arreció con fuerza. Amainó a la hora del partido y pareció escampar con el gol de Jony que acercó al Sporting a la tercera victoria consecutiva, un logro inédito esta temporada. Pero el Dépor no es un bocado tierno. Los gallegos llevan todo 2016 buscando una victoria que se les resiste y en El Molinón les picaba, además, el ánimo de revancha por aquella memorable victoria rojiblanca en Riazor. La primera del año.

Cuando lo más importante para los dos equipos es no perder, lo más probable es que empaten. Sporting y Deportivo son dos equipos honestos, que no engañan y que buscan sus objetivos con las armas a su alcance, sin esconderse tras máscaras carnaveleras. El Sporting ataca a impulsos y el Deportivo elabora un plan y lo sigue al dedillo.

Abelardo ha conseguido un bloque estimable, con un puñado de guajes y cuatro puntadas venidas de fuera. El Sporting es un equipo reconocible, sólido y difícil de ganar. Es cierto que muchas veces le faltan los argumentos que se adquieren con los años o que se compran en mercados abiertos, a los que los rojiblancos no pueden entrar. Tiene mérito Abelardo como lo tiene Víctor Sánchez del Amo. Con más recursos, el Deportivo es un equipo que da gusto ver. Todos los jugadores quieren el balón y lo gestionan con un sentido ofensivo del juego. Germán Lux, con sus precisos saques de puerta, es el primer centrocampista.

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Cuando Deportivo y Sporting se encuentran, saltan chispas. Son partidos de alto voltaje en los que todo puede pasar. El Sporting necesitaba no perder para seguir fuera de los puestos de descenso y a los gallegos les apretaba la necesidad de puntuar fuera para no perder de vista la competición europea. Abelardo tiró del manual clásico de los entrenadores que saben gestionar un vestuario y calcó el equipo que había ganado en Valencia. El mismo que goleó a la Real, con el matiz bosnio de Vranjes. Fue el Sporting de los grandes días, un equipo intenso y enchufado, que compensó con un gran esfuerzo, el fútbol de toque del Deportivo. Los gallegos pusieron el juego y el Sporting la bravura. Suficiente para crear un puñado de ocasiones. Lux se aplicó para sacar el primer centro-chut de Jony de la escuadra, pero no pudo evitar que llegase a la red una volea desviada por Juanfran.

El Sporting saboreaba la ventaja, per bastó un error de Carmona en un ajuste defensivo, para que la pareja del año en la Costa da Morte, Lucas Pérez y Luis Alberto, asestase un golpe letal. Sin previo aviso, montaron una ocasión de la nada para empatar el encuentro. Son quizá estos dos futbolistas los que separan al Deportivo del grupo de los modestos.