Nieve, truene o haga frío, si es día de partido Javier Carcedo siempre estará ante el portón del parking de El Molinón, esperando la llegada del Sporting. Este gijonés de 32 años es el protagonista de una bonita costumbre que se ha mantenido durante los últimos cinco años. La primera cara que ven los jugadores rojiblancos nada más abrirse la puerta del autocar es la de este chaval de El Llano, orgulloso de ser el encargado de recibir, uno a uno, a cada miembro de la plantilla. Ninguno se escapa de hacer el paseíllo hacia las entrañas del campo más antiguo de España sin antes estrechar la mano o abrazar a Javi.

"Todo empezó un día que visitó Mareo con la Asociación Alarde y se hizo amigo de Sandoval", explica su madre, Erundina Lobeto. El colectivo al que se refiere se dedica a colaborar con personas con discapacidades psíquicas y Javi, con síndrome de Down, es uno de sus componentes más activos. "Sandoval le dijo que el domingo siguiente esperara al autocar en El Molinón para volver a saludarlo. Desde entonces, no falla. Es un pesao", dice Erundina, con una sonrisa, del menor de sus dos hijos. Hasta el dispositivo de seguridad desplegado en cada partido de El Molinón ya cuenta con él como uno de los suyos para que todo funcione correctamente.

"¿Con quién me llevo mejor? Con todos. ¿Cuál es el jugador que más me gusta? Todos". Las respuestas de Javi explican la cantidad de regalos con los que la plantilla del Sporting premia su cariño. "Tengo camisetas de Mandi, Alberto García, Douglas, Burgui, Lora y Barba", enumera entre las numerosas prendas rojiblancas que llenan sus armarios. En su habitación también se encuentran fotos con Quini, en El Molinón, que cuida como un tesoro.

El empeño de este trabajador del centro ocupacional de Apta en el polígono gijonés de Roces va más allá de cumplir siempre a su cita con el Sporting. Le encanta la natación y a nivel individual conquistó dos oros en los campeonatos de España para personas con discapacidad intelectual. En el celebrado en Sevilla se llevó el triunfo en 100 metros mariposa, y en Cádiz fue primero en 100 espalda. Acumula un montón de medallas más a pesar de que hace cuatro años tuvo que aminorar el ritmo por un trombo en su pierna derecha que le alejó de la competición. "Ahora nado como unos seis kilómetros semanales, hago surf y voy a bailes de salón", comenta como si nada y lamentando no encontrar una nueva actividad para llenar las tardes del jueves, el único espacio libre en su agenda. "Parar, no para, y el Sporting, gane, pierda o empate, le da la vida", concluye su satisfecha madre.