Hay un dato que es especialmente llamativo. Y es que tras esta elevada cifra de incorporaciones, a final de curso sólo habrá una docena de futbolistas con contrato en vigor con el Sporting. Entre ellos se incluyen a Babin y Rachid, que han salido cedidos al no contar con la confianza de los técnicos y del propio Torrecilla. Es cierto que esta cifra puede aumentar en función de que se cumplan los requisitos que harían efectivas algunas opciones de compra que el club maneja sobre varios de los cedidos.

En lo que sí ha sido especialmente meticuloso Miguel Torrecilla es en borrar el rastro de Nico Rodríguez. De los dieciséis fichajes realizados por su antecesor, sólo quedan tres supervivientes en la plantilla rojiblanca. Son los casos de Mariño, recién renovado y único que actúa como titular, Whalley, que termina contrato en junio y Borja Viguera, en idéntica situación y al que se le abrió la puerta de salida en este mercado invernal. Curiosamente, Torrecilla sí que ha deshecho dos decisiones tomadas por Nico Rodríguez con las vueltas al equipo de Jony y Guitián.

Lo que no termina de ser firme es la apuesta por la cantera. Ni Cristian Salvador ni Claudio Medina, los dos principales candidatos, han promocionado en este mercado de invierno, por lo que los dos seguirán hasta junio en el equipo filial y sin posibilidad de dar el salto. Ambos terminan contrato y tienen varias novias, pero quedarán renovados si el Sporting les hace un hueco en el primer equipo.

El Sporting ha ido redimensionando también sus objetivos a medida que avanzaba la temporada. Al inicio del curso, se vendió como objetivo irrenunciable el ascenso directo al que el Sporting aspiraba por historia, por presupuesto y por el teórico potencial de su plantilla. En la medianoche del 31 de enero, el presidente Javier Fernández, aún admitiendo que el club tiene uno de los tres mayores presupuestos, ya daba por bueno jugar el play-off.