Un vecino de Gijón de 19 años, J. M. L. P., se sienta el próximo día 13 en el banquillo del Juzgado de Menores de Oviedo para responder de un intento de violación perpetrado el 16 de julio de 2016 en la calle Álava del barrio gijonés de Pumarín. El fiscal pide para el acusado tres años de internamiento en régimen cerrado, y otro de libertad vigilada. El problema es que el acusado ya se encuentra en la cárcel de Asturias desde junio del año pasado y acaba de ser condenado por tres agresiones sexuales perpetradas también en Gijón en el espacio de tres días, entre el 20 y el 23 de mayo del año pasado. La condena es de tres años y medio de prisión, lejos de los nueve que pedía la Fiscalía. Además, le constan otras dos detenciones por sendas agresiones sexuales el 21 de enero y el 30 de abril de 2017. Y cuando era menor se le abrieron expedientes en febrero de 2015 por robo con fuerza y en junio de 2016 -un mes antes de la agresión que se juzgará en breve- por maltrato y acoso a su expareja. Por este motivo estuvo cinco meses ingresado en Sograndio. Nacido en Madrid, de madre dominicana, el joven vino hace unos años a Gijón. Son cuatro hermanos de tres padres diferentes.

La denunciante de la agresión que se verá el 13 de febrero en el Juzgado de Menores acudió a la Policía el 2 de junio del año pasado, al enterarse de la detención del joven por la prensa. El modus operandi le parecía el mismo que el del chico que, un año antes, en julio de 2016, le había metido la mano en los genitales cuando se disponía a entrar en el portal, en la calle Álava. Al volverse se encontró al muchacho -en ese momento tenía 17 años- con el pene en la mano, y preguntándole con los ojos desorbitados: "¿Quieres tocarlo?". La mujer, que cumplía ese mismo día 43 años, le preguntó si estaba loco y comenzó a gritar, con lo que lo ahuyentó. Decidió no denunciar en ese momento porque no conocía al autor de la agresión, pero un año después, al ver las noticias de casos similares, acudió a Comisaría.

La defensa del joven, a cargo del letrado Manuel Javier López García, ha pedido que se le practique una prueba psiquiátrica, ante la sospecha de que pueda sufrir algún tipo de enfermedad mental que le mueva a agredir compulsivamente a mujeres. El equipo técnico de la prisión aconseja su internamiento en régimen cerrado.