La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿España o Expaña? (II)

Hace unas semanas, concretamente el día 24 de septiembre, escribía en este mismo diario un artículo pocos días antes de la celebración de las elecciones en la comunidad autónoma de Cataluña. En ese mismo texto, alertaba en nombre del sindicato Manos Limpias de la importancia de dichos comicios electorales y de su repercusión de cara a la integridad nacional y territorial.

Pues bien, se celebraron las elecciones y los ganadores fueron los independentistas, con menor porcentaje de voto, pero ganadores al fin y al cabo, ya que este sistema que disfrutamos se rige por la ley D'Hondt, en cuanto a elecciones se refiere, y muchas veces un partido con menor intención de voto obtiene más diputados que otra formación con mayor intención de voto. Pero es lo que los españoles nos hemos dado, y nadie puede llamarse a extrañeza.

Titulaba aquellas líneas como "España o Expaña". Pues bien, ahora vuelvo a copiar el mismo título ya que no sé si en un tiempo muy breve estaré en España o, por el contrario, disfrutaré de un Reino de Taifas, que es a lo que, poco a poco, nos estamos asomando, en cierto modo a un abismo de dimensiones impredecibles.

La mayoría de fuerzas políticas del Parlamento catalán han realizado un documento donde llaman a la rebelión contra el Estado, donde arengan para no respetar las decisiones de tribunales estatales, recalcando sobremanera las del poder constitucional, así como termina indicando que se ha iniciado el proceso para crear "nuevamente" la República catalana. Como vemos, tras esta declaración no de intenciones ya, sino de hechos, el desastre tras las elecciones se ha consumado. Quieren romper España, ése es su único objetivo. Es incierto, como pulula en muchos mentideros, que lo único que pretenden es obtener más réditos económicos del Estado. ¡Falso! Hemos llegado a un punto donde el tema económico es lo de menos, estas gentes tienen su punto de mira muy bien colimado, y lo único que pretenden es lograr la Independencia al coste que sea, pasando por encima de quien haya que pasar, y pisando todo lo necesario.

Tras esta declaración, repito, de no intenciones, sino de hechos, el presidente del Gobierno de la todavía España ha salido a la palestra con una declaración institucional, donde deja claro que la unidad nacional se mantendrá a toda costa. Las preguntas que hacemos desde Manos Limpias son: ¿cómo? ¿De verdad se va a atrever a tomar decisiones tajantes y cortantes? ¿Por qué esta declaración del presidente del Gobierno ahora y no antes? ¿Dónde estaba? Como diría un exjefe de la Casa Real ya fallecido, "ni está ni se le espera".

Tras este ataque furibundo a nuestro orden constitucional por parte de los secesionistas catalanes, en un Estado serio, en un Estado moderno pero firme en sus raíces y principios, se hubiera detenido de manera inminente a los firmantes de tal golpe de Estado, por sedición, delito que está contemplado en nuestro Código Penal, y se hubiera suspendido de manera inmediata el Estatuto autonómico a semejantes delincuentes.

Sin embargo, como estamos en la todavía denominada España, aquí no pasa nada. Somos una nación donde se deja hacer, donde no existen los deberes ni las obligaciones, sólo los derechos, y donde nuestra Constitución y el orden legal se han sustituido desde hace decenas de años por un "buenismo" que todo lo abarca, el cual ha conseguido que lo normal se vea como anormal y viceversa.

La situación actual es de una gravedad supina, nunca en estos 40 años de democracia hemos estado en un contexto de amenaza igual. El terrible y cruento conflicto de los Balcanes empezó igual, y todos sabemos cómo terminó. Un buen día un señor de Kosovo declaró la independencia de su región, luego, repito, sucedió lo que sucedió. Aquí debe ser que somos ciegos o miramos para otro lado, pero aquella desgracia que sacudió a toda Europa está a menos de un día de coche de nuestra localidad.

Se debe poner coto de una vez por todas a este disparate, el cual con buenas intenciones no tiene la menor solución. Han sido 40 años en los que se les ha permitido todo, han sido cuatro decenios en los que han criado a generaciones nuevas bajo el odio a España, y eso tiene muy mala solución, por no decir ninguna. En las escuelas, en la Universidad, en la calle, en las familias, en espectáculos deportivos donde a día de hoy sigue un club de fútbol enarbolando la bandera del independentismo, etcétera, etcétera. Han sido tantas y tantas dejadeces, las cuales contaron con el apoyo de todos los gobiernos que han pasado por la Nación, que ya no queda otro remedio que coger el toro por los cuernos y decir desde las más altas instancias del Estado: "Hasta aquí hemos llegado".

La República catalana no es algo novedoso, ya un presidente de dicha comunidad la proclamó en el año 1934 dentro de un Estado republicano, es decir, no les valía que Alfonso XIII se hubiera ido de España tras unas elecciones municipales, sino que, como ahora, querían más y se lanzaron furibundos a un disparate el cual como en Yugoslavia terminó tristemente como terminó.

Desde Manos Limpias tenemos que decir que no confiamos para nada en las autoridades de la Nación, se trata de unos estamentos los cuales no quieren aplicar la ley, han tenido 40 años para hacerlo y no lo han hecho, y lo más gracioso de todo es que es ahora cuando se rasgan las vestiduras, mientras éramos otros los que decíamos aquello del gran Ortega: "No es esto, no es esto, no es esto". Hemos sido nosotros, es decir, el sindicato Manos Limpias, quienes han solicitado no una, ni dos, ni tres, sino más de una docena de veces al presidente del Gobierno la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Es Manos Limpias quien presenta querella contra el presidente de la Generalidad, Sr. Mas, por sedición, y sin embargo todo queda parado y arrinconado en un rincón, ya que no interesaba aplicar la ley como otras muchas veces. Suena a risa ver cómo después de más de un año es ahora cuando un juez decreta un registro en diferentes domicilios del expresidente de la Generalidad Sr. Pujol, cuando todas las pruebas ya estarán rotas o escondidas a buen recaudo, y si se decretan estos registros justo ahora es nuevamente gracias a este sindicato, que no ha parado en su intención de demostrar que la familia Pujol no tenía la mínima intención de hacer política, sino de valerse de la misma para enriquecerse. Se trata sin duda de una muestra más de cómo este Estado que se llama España funciona.

Para finalizar, Manos Limpias continuará en su labor de sentar en los banquillos judiciales a quien transgreda la Ley, en este caso a los que quieren romper la legalidad vigente bajo la independencia; el problema será si este sistema y sus tribunales nos dejarán, ya que durante años no lo han hecho, y vamos a acabar si no se produce un viraje colosal de manera no muy afortunada. En breve tiempo, volveré a estas páginas, ojalá no sea así, con el título de "Ex Paña".

Compartir el artículo

stats