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Abogado

Un hostelero de raza

El autor relata sus vivencias con Ramón "el del Muelle"

Ayer por la mañana, a las 9.45 horas, recibo una llamada telefónica procedente del móvil de Ramón "el del Muelle". La atiendo y cuál será mi sorpresa cuando no oigo su voz, sino una femenina que se presenta como su secretaria y me comunica que falleció esta noche pasada.

Hace treinta y siete años que nos conocimos y cultivamos una amistad por encima de cualquier ideología, que duró hasta el día de hoy.

De aquélla yo oficiaba de cliente del bar El Muelle de Luanco, donde a la sazón vivía, y él acababa de adquirir en traspaso el citado bar en compañía de su joven esposa Carmen. Todos los fines de semana me sentaba con mi familia en la mesa del barómetro. Al año nacieron nuestros primeros hijos, con una diferencia de menos de un mes, ambos llamados Ramón, como sus padres, y pertenecientes a lo que podríamos llamar "la quinta del golpe", pues sus respectivas madres estaban en avanzado estado de gestación cuando se produjo el Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.

En 1983, con motivo de las fiestas del Cristo del Socorro, empezaron a celebrarse en Luanco los festivales de la canción marinera, a los que se presentó, por iniciativa de Ramón, un coro del bar El Muelle dirigido por mi hermano Miguel, y para el que, con letra de Luis Pulido, yo compongo una habanera ("Ola bravía"). Esto sería así durante otros dos años más, de forma que el bar El Muelle siempre ganaba, al menos, el premio a la canción inédita (no había otras).

También por su iniciativa, entre otros, ese año comienza a celebrarse el Festival del bonito, el primer fin de semana de julio. Ambos acontecimiento se sigue celebrando hoy en día.

Empresario de raza y de primera generación, después del bar El Muelle, abrió el bar de la rula de Avilés y el restaurante Isla del Carmen en Luanco. Recientemente se hizo cargo del Guernica, que puso en manos de su hijo Ramón.

Tuve la suerte de compartir con él grandes momentos. Me acuerdo que en el año1989 hicimos un viaje por Europa para estrenar su primer gran coche (un Ford Scorpio último modelo), con el que hicimos un viaje realmente inolvidable por Bruselas, Colonia, Krefeld, París... Hicimos el tramo París-Burdeos (500 kilómetros) en tres horas. Hoy no se puede presumir de eso pero? eran otros tiempos.

Todos mis amigos se hicieron enseguida amigos de él y, como ejemplo, ahí está el caso de Pepe Pascual, que pasó sus últimos años laborables en Chile y hasta allí se desplazaban Ramón y Carmen cada poco.

Era lo que se dice un buen paisano, generoso, querido por sus vecinos y con esa coña marinera que tienen los de Luanco y, si encima nacieron en Santana, aún más pronunciada. Un ejemplo de esa coña era lo relativo a las mesas del bar El Muelle. Siempre decía que ahí "no se limpiaben les meses, pintábense una vez al añu".

En fin Ramonín, ya me fastidia tener que dedicarte estas líneas, pero no lo puedo evitar. Sólo me queda darles un fuerte abrazo a tus hijos, Ramón, Abraham y Hermelinda, y pedirle a Carmen que nos guarde para siempre un rinconín en la mesa del barómetro, "pa tí y pa mí".

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