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Estampas navetas

Alvarín el de El Tropel

La tristeza del adiós a un escabecheru de pro, un amigo preciado vinculado a Ceceda pese a su residencia en Madrid

Así era como conocíamos, en mi entorno familiar, a Álvaro Martínez Cuetos, recientemente fallecido en Madrid. Alvarín, aunque residía en la capital, en la que ejerció su profesión de médico, era un asiduo veraneante en su casa de Ceceda y un colaborador tan entusiasta como discreto en las iniciativas del pueblo escabechero.

Porque, como es sabido, Alvarín, que tenía otro hermano, Roberto (

Por razones laborales del padre, la familia residió durante bastantes años en Colombia, y precisamente de su estancia en aquellas tierras me apunta mi amigo Alberto Torga que Alvarín, cuando chaval, había formado parte de la selección juvenil de fútbol de aquel país, según le había informado Manuel Toribio.

Pero ahora pretendo poner el foco justamente en el tiempo en que, de niño, vivió en la casona de El Tropel (derribada en los sesenta del pasado siglo como consecuencia del nuevo trazado de la 634), y en una actividad concreta, que practicaba cuando iba de camino a la escuela, cual era la pesca de la trucha a mano, en el tramo del Piloña comprendido entre Ali y el puente de piedra. Pero no estaba solo Álvaro en tal placentera ocupación. De El Tropel le acompañaba su hermano Roberto, y José Luis Espina "Picho" (

Como un episodio de las aventuras de Tom Sawyer, así veo el grupo de jóvenes, entre niños y mozalbetes, con la espalda doblada sobre el río y la cabeza bien cerca del agua, mirando con atención y tanteando y palpando con tiento, bajo las piedras, hasta establecer contacto con el inquieto y resbaladizo cuerpecillo de la trucha allí refugiada.

Y, como tal práctica deportiva debía resultar apasionante, el tiempo seguramente pasaba sin sentir, por lo que la consecuencia lógica era llegar tarde a la escuela, en la que el maestro de entonces, D. Celestino, sabiendo las causas de la demora, se dirigía a ellos con cierta retranca, diciendo aquello de "¡A ver, los pescadores!".

Recuerdo el brillo alegre de sus ojos cuando una apacible tarde de septiembre, en su casa de Ceceda, en compañía de Marisa, su mujer, y de su prima Sonia, me contaba con detalle esta vivencia, que conservaba fresca en su memoria. Por eso la he traído a colación. Y, cosas de la vida, del mismo asunto vinimos hablando Carlos Nosti (otro compañero "pescador") y yo al regreso del funeral, celebrado en Ceceda el pasado martes 26 de Abril. Alvarín, escabecheru de pro, amigo apreciado, descansa en paz.

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