En una mañana primaveral se fueron dos artistas con genio y garra. Música y cine en perfecto acomodo de sueños, recuerdos, disfrute, estilo, sencillez y bohemia. Manolo Tena, cantautor y Chus Lampreave, actriz, se animaron a escapar juntos d este mundo convulso y a compartir experiencias en ese territorio dl nunca jamás. Dos estupendos genios d su propia escena y trayectoria que han vivido momentos diversos y plagados d intensidad con la movida madrileña de trampantojo y bambalinas.
Primero Cucharada y después Alarma, grupos notorios de ese ambiente capitalino y rockero donde Manolo Tena dejó impronta musical en un requiebro estilista y novedoso con una reinvención del rock español sujeto a letras imposibles y díscolas para unos momentos incipientes y preñados de imaginación y osadía juvenil. Siempre observé a Manolo Tena como a un cantautor incomprendido, alejado de sus coetáneos y trabajando en silencio canciones y composiciones para sus colegas de encuentros olvidados. Su voz desgarrada y aguardentosa marcó un tiempo y espacio, y su disco emblemático Sangre Española reflejó a las claras la calidad de su mente y su capacidad creativa. Un contador de historias envuelto en un romanticismo agarrado a la cotidianidad y a la supervivencia. Manolo Tena fue un vanguardista, un trovador alejado d ese glamour revistero y un artista d altura que la muerte cansina le robó su casta y su talante en una edad todavía joven y productiva.
Y qué decir de Chus Lampreave, una actriz con un don especial para la dramaturgia, necesaria en sus papeles de mujer próxima y cabal, muy parecida a mi tía Matilde cuando se cabreaba y dejaba su carácter sobre la mesa de la cocina o en las escaleras de la casa. Chica Almodóvar decana con más de 70 películas a sus espaldas, representó a la perfección la clásica actriz de reparto, fundamental para conocer a fondo el cine español de verdad. Chus Lampreave era una cómica total, de las que hacen reír, llorar, pensar, disfrutar... y el cine de aquí de la marca España, con toda su plegaria e impedimenta, ha perdido a una de sus grandes actrices, a una mujer inteligente y bondadosa, de voz característica y gestos afectivos, que hizo de su profesión un canto a la esperanza y al entendimiento... Manolo Tena y Chus Lampreave se han ido de la mano en busca de nuevos sueños y a interpretar sus propias ilusiones. Dos genios sencillos de la farándula más atrayente, que dejan más huérfana, si cabe, a esa bohemia necesaria y cultural.
