Van de la mano, son el complemento dentro de los siete pecados capitales. Les hemos visto trabajar juntos en esta última y larga etapa humana, valga la expresión, sin humanidad. Era una pelea sin tregua alguna. Y lo más curioso es que parecía el matrimonio completo y que trabajaban sin descanso allá donde iban.
Para que no haya duda alguna, me refiero a Pedro Sánchez y a su mujer, Begoña Gómez, "los Obama españoles", a todas las partes juntos, ya sea un mitin, celebración, encuesta o debate televisivo.
Una de las veces, cierta cadena de televisión trajo a Begoña para mantener una charla con ella, que después vi reflejada en un periódico de tirada nacional. Es curioso cómo terminó tal charla, puesto que Begoña le dijo al final: "Y la próxima vez que nos veamos será en La Moncloa". ¿Seguridad? La de ella con lo bien que lo estaba haciendo su marido.
A Pedro esa seguridad le aplastó un fin de semana y con ella se llevó por delante las aspiraciones de su esposa por ir a vivir a La Moncloa: han pelado la piel del oso antes de matarlo.
Ese fin de semana me gustaría ver la cara de "los Obama españoles" a través del ojo de la cerradura. ¿Dormirían bien? La soberbia y la codicia se les habrá esfumado por las rendijas de las ventanas. Y ahora a componer un PSOE nuevo, con gente más sensata y sencilla.
