No es la primera vez que toco el tema. Pero como los ejemplos malos se siguen repitiendo, pues debo insistir en la nula profesionalidad en diversos y variados establecimientos. También habría que apostillar como contrapartida que existen otros que resultan justamente lo contrario, pero cuando te toca uno de los malos, te fastidia la media.
Uno puede comprender a personas explotadas, con horario negrero, la mitad sin cotizar o en "b", y mil trampas más que se les impone porque "lo tomas, o lo dejas".
No parece de recibo que cualquiera de nosotros salude con la lógica educación -básicamente en negocios hosteleros- y no te contesten, te hacen esperar o te atienden de pésima gana, casi como un favor. Son situaciones que uno ha comprobado, amén de otros que me cuentan. En resumen, no es otra cosa que la constante perdida de clientela que aunque parezca no le dan importancia, se nota visiblemente.
Esto de la "profesionalidad" resulta extensible a multitud de personas o establecimientos dedicados a cualquier tipo de servicios, prestos a entrampiar o cobrar, y luego llamarse andana ante cualquier reclamación.
Las "confusiones" en las medianas superficies, puede ser otra causa de queja porque que los "errores" van siempre a su favor: artículos escaneados dos veces, etiquetas erróneas, precios no coincidentes? que te obligan a andar con ojo avizor y no esperes que tan siquiera te pidan disculpas.
En una sociedad cada vez más competitiva, parece una obviedad decir que la profesionalidad, el buen hacer y las formas corteses deberían ser consustanciales al negocio. Y no se trata de reclamar ningún tipo de servilismo. Habría que analizar las causas para encontrar el remedio: formación deficiente, tiranía empresarial, empleados que no encaja, o que cada cual tiene la mala pata de tropezar con el día malo del currito de turno.
Termino insistiendo en que a la par existen lugares y personas de diez, pero cuando te toca una de cero patatero, pues te fastidia la media, aunque siempre te queda la opción de cortar por lo sano.
