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José Luis Salinas

Aquí la garra es innegociable

La bisoñez de algunos jugadores del Oviedo y - las decisiones de Anquela en el próximo partido

José Antonio Anquela parece un tipo inteligente. Aunque para ver que el Oviedo tiene un problema no es necesario tener muchas lecturas. Lo verdaderamente complicado es saber dónde está su raíz, qué es lo que no deja avanzar al equipo y qué es lo que le resta los puntos que se ésta dejando por el camino mientras que se van quemando jornadas. Mientras los de arriba van poniendo tierra de por medio y los de abajo van arrimándose. Pueden buscarse mil excusas, que si árbitros insidiosos, que si fallos puntuales de jugadores (aunque los hay que empiezan ya a ser verdaderamente groseros), que si el sistema no es el más adecuado... Todo es válido y a primera vista también todo parece atajable. Basta con esperar a que la jornada siguiente la pite un colegiado más benévolo, cambiar a un jugador por otro, o modificar el esquema de juego. Pero no. Por lo que parece todo es más profundo. Es un problema casi filosófico. De actitud hacia al fútbol y hacia esta división. De ganas. De garra.

O, al menos, eso se entiende de las palabras de Anquela tras el partido contra el flojo Granada, en el que el Oviedo ni estuvo ni se le esperó. Más que nada porque ni atacó ni defendió en prácticamente los noventa minutos que duró el espectáculo, por ponerle algún apelativo. Dice el jienense que "tenemos un problema grave, y tenemos que verlo. Si no el problema seguirá". Así de fácil y así de complicado. Casi nada. Es un análisis, aún en caliente tras el partido, pero con muchos recovecos y que genera muchas dudas sobre si el equipo está realmente comprometido con el objetivo. Vamos, la misma discusión de cada temporada.

Lo que le sobra a Anquela es carácter y experiencia en los banquillos de Segunda, pero ahora tiene una papeleta grande entre manos. Llega el momento de tomar decisiones. Algunas que pueden resultar complicadas y que pueden llegar a ser incomprendidas por parte de la grada pero necesarias para seguir avanzando. Si alguien no quiere correr o pelear, como dijo Anquela tras el esperpento de Granada, ese jugador no debería de tener sitio ni por supuesto en el once inicial ni tan siquiera en el banquillo. Así que el partido contra el Córdoba debería de dejar retratados a esos desidiosos. A los pasotas. A los que no entienden de qué va esta división.

A los jugadores se les puede perdonar la bisoñez, aunque esta temporada eso ya nos ha costado algún que otro punto, los fallos puntuales, pero nunca la falta de ganas. Aquí la garra es innegociable.

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