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José Luis Salinas

El "remake" del Oviedo

Los azules parecen estar reescribiendo el mismo guión de las últimas dos temporadas, que acabaron en fracaso

Esta película ya la conocemos. La hemos visto por lo menos dos años seguidos. Y el final es horroroso. Infame. Digno de un director de tercera. El guion es bueno, incluso muy bueno, pero solo hasta que se encara la parte decisiva. Cuando todo tiene que esclarecerse. Ya saben, eso de quién sube y quién baja. Al Real Oviedo se le está poniendo cara de "remake". Siempre la misma historia. El mismo argumento. Solo cambia el elenco. Mucho, además. Protagonistas distintos para que todo que acabe como siempre. Mucho remar para morir a la orilla.

¿Para esto hace realmente un nuevo reparto cada año? Es verdad que hay tiempo aún para cambiar este final. Para reescribirlo, pero la calidad de imagen es cada vez peor. El fundido a negro se acerca, y todo indica que no habrá play-off después de los créditos. Otra vez.

Anquela, el director de todo lo que ocurre en el verde, ha sido sin duda alguna el mejor fichaje de la temporada. Sin embargo, su fracaso está siendo no saber trasladar su carácter a sus jugadores en esta recta final. Curioso cuanto menos, ya que el jienense suele caracterizarse por haber hecho muchos finales de temporada inmaculados, dignos de cualquier película de culto, pero aquí, en Oviedo, no está logrando cambiar el guion. Aun así, se merece una nueva oportunidad, un nuevo proyecto a su altura, en el que pueda meter mano en el casting. Ya saben: que pueda por lo menos elegir al protagonista. Al delantero. Pero uno de esos que metan goles. Por favor.

Entre las murallas numantinas no hubo batalla por parte del Oviedo, ni nada que se le pareciera. El espectáculo de los azules parecía más sacado de cualquier producción de "serie b". Ni atacó, ni defendió, y estuvo en todo momento a merced de su rival, que fue muy superior. Mucho. Lo más preocupante es que es ya el mismo capítulo que vimos la semana pasada, contra el Valladolid, y el mismo que el año pasado y el anterior. La misma historia, distintos protagonistas, mismo triste final.

Todo el peso actoral en el Oviedo recae sobre un mismo intérprete, Saúl Berjón. El de la casa. El que tira el carro. El que empuja. Y el que tiene la calidad. Sus lágrimas en Los Pajaritos al acabar el partido son la viva imagen de la frustración que vive el oviedismo, que lleva tres años atrapado en este cuento de la marmota.

Sin embargo, otros de los que estaban llamados a ser también actores principales han ido apagándose según avanzaba la Liga, y ahora parece faltos de ideas e inofensivos ante cualquier defensa rival. La chispa parece haberseles fundido y son incapaces de dar el paso adelante que se les pedía.

Es difícil, pero confíen en Anquela, confíen en Berjón. Son los dos mejores escribanos que tenemos para intentar cambiar la sinopsis de esta película y evitar el "remake".

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