Dejando por un momento, y sólo por uno, los títulos y las coronas, hay que reconocer que el glamour de Las Mestas incluye otras caras bonitas, las de las azafatas. Su presencia es tan importante como la voz de José Antonio Mori, eterno comentarista del concurso. Entre competidores y personal del concurso van y vienen los centenares de aficionados a la hípica, el verano social... y las apuestas. No hay apostante que se precie que no lleve en sus manos el programa de apuestas y una bolsa de pipas, cuanto más grande mejor.

El concurso hípico gijonés es un lugar para ver y para dejarse ver. Ayer mismo a tiro de piedra, y muy bien rodeado, estaba el extremo del Sporting Pedro. Un joven que demostró que le va el deporte en todas sus facetas y que también está acostumbrado a que le miren desde las gradas de un espacio deportivo.

Aún faltan algunas caras por tener su momento de gloria. La investigación está abierta, por ejemplo, para averiguar datos sobre un joven jeque que acaba de asomarse por Las Mestas. Como es joven, tendrá que buscar alguien de su misma edad para codearse. Sin duda, Carolina Aresu Obregón, sobrina de Ana Obregón, lo tendrá fácil. Eso si su madre, Amalia Obregón, la deja sola en algún momento del día, circunstancia que parece complicada por ahora.

Hoy los protagonistas del concurso seguirán en su sitio, que no es otro que la tribuna de jinetes. Subirán y bajarán, irán a las cuadras y pasearán a sus perritos. Es más, el número de canes es tan numeroso o más que el de caballos. Y en algunos casos reciben más mimos.