Gijón, Raquel NOGUEIRA

Ni la lluvia ni el mal tiempo consiguen cerrar los puestos del mercado «Las noches del Puerto de Gijón». Y, como es de esperar, los rayos de sol y el calor atraen aún más a los viandantes más curiosos que se acercan a echar un vistazo a los clásicos y a las novedades del mercadillo más ecológico, artesano y de Comercio Justo de Gijón, y que se prolonga cada día hasta la medianoche.

En un marco de artesanía y alimentación ecológica ambientado en la tarde-noche gijonesa, niños y adultos disfrutan de la gran variedad de artículos que se muestran en el espigón central del Fomento. Si el mercado medieval atrajo el pasado mes a más de 80.000 personas, el situado frente al puerto deportivo no espera menos visitas. Aún teniendo que competir con feria de artesanía que acoge el paseo de Begoña.

El verano gijonés se convierte en el anfitrión de los mercadillos de todas clases y para todos los públicos. En el puerto hay espacio para mayores y pequeños. Estos últimos incluso cuentan con divertidos talleres de pintura y todo tipo de artículos -se pueden encontrar colgantes y pulseras, varitas mágicas, brujitas de la suerte, lunas decorativas- hechos con papel maché y pinturas acrílicas.

Pero, en realidad, los grandes protagonistas de las noches en Poniente son el cuero y las joyas. El mercado ofrece una amplia selección de bisutería: desde joyas de azabache y plata o minerales, como la amatista o la ágata, hasta anillos y pulseras decoradas con flores secas. La marroquinería y el trabajo en piel y cuero acaparan gran parte de los puestos. Se pueden encontrar monederos, billeteras, carteras, horquillas, bolsos e incluso trenzas para adornar el pelo de los más atrevidos. Pero como todo buen mercadillo, no pueden faltar los jabones y productos cosméticos naturales, con precios que oscilan entre los 3 euros y los 25. Tras un pequeño paseo por los puestos y una larga noche de compra, lo mejor para el cuerpo, si el tiempo lo permite, es descansar y tomar algo en la media docena de barracas de alimentación que ofrecen preciosas vistas al mar. Panaderías, pastelerías, una heladería, sidrerías, gofrerías y bocaterías se sitúan a lo largo de todo el mercado para ofrecer alimento a los que se acercan a disfrutar de las noche gijonesa, quizá de paso a algún concierto.