Un manto azul con la Cruz de los Ángeles en su interior fue lo primero que pisó en la jornada de ayer la imagen de Nuestra Señora del Carmen de Tapia de Casariego, en su tradicional procesión por las calles de la villa de cada 16 de julio. Centenares de devotos acompañaron a la Virgen desde la iglesia parroquial de San Esteban hasta el muelle, bajo un resplandeciente sol de verano que hizo brillar con luz propia las alfombras que con esmero y sacrificio elaboraron los tapiegos para decorar el suelo por el que pasa la patrona de los marineros.

Tanto los tapiegos, enfundados en el traje típico de falda o pantalón azul marino, camisa blanca y pañuelo a cuadros, como los foráneos, llegados de todos los puntos de la región, disfrutaron con la jornada, llena de emoción y de respeto hacia una imagen muy venerada. "Es un día especial, para mí sobre todo, porque mi madre se llamaba Carmen, y muchas familiares también", señala José Ignacio García, vecino de La Caridad, pero muy ligado a la villa tapiega. "La gente que vivió en el mar, que tiene familiares allí, lleva muy dentro el sentimiento por la Santina de los pescadores", explica.

Un sentimiento que se dejó ver en los ojos de muchos de los presentes en forma de lágrimas de emoción, cuando, en el muelle, se entonó el "Salve, estrella de los mares", y los voladores retumbaron en el cielo. Y cuando se recordó, con nostalgia y cariño, a los que la mar se llevó para siempre.

A continuación, se produjo el saludo de la imagen a todos los pescadores. Primero, los que faenan en el Gran Sol, a bordo de las embarcaciones "Villaselán" y "Siempre Terín", que atronaron con sus sirenas al ver asomar a su patrona. Nuestra Señora del Carmen también se paró frente a la lonja de pescadores y, como manda la tradición, en El Pouso, donde se encontró con las embarcaciones de bajura.

Las alfombras, de mil colores y formas, elaboradas con sal y flores, fueron la otra gran atracción del día. Las hubo clásicas, con motivos religiosos y marineros, pero también innovadoras, como las que incluían a los famosos "minions" amarillos (unos populares personajes de animación), que llamaron la atención de los más pequeños.

"Las alfombras suponen un trabajo de muchos meses y de mucha gente. Colabora la gente mayor del centro de día, así como la gente de los distintos barrios", subrayaba Sonia López. Esta tapiega sostenía en brazos a su hijo de un mes y medio, Diego Amor López. "Es su primer día del Carmen", aseguraba, con orgullo, su madre.