El vino siempre está presente en Cangas del Narcea, pero estos días es el protagonista indiscutible. La Fiesta de la Vendimia, en su décimo sexta edición, ha conseguido que durante su celebración, visitantes y propios se animen a disfrutar de una copa de vino. Atrás quedan los prejuicios hacía los caldos caseros cangueses de antaño, con los que los bodegueros que decidieron recuperar la tradición viticultora de la zona tuvieron que lidiar. Reconocidos desde hace unos años con la Denominación de Origen Protegida Vino de Cangas, las cinco bodegas adscritas compiten con los mejores en concursos internacionales y se traen a casa importantes reconocimientos. Igual sucede con el prestigio exterior alcanzado por Dominio del Urogallo y Obanca, las dos bodegas que elaboran en Cangas fuera de la denominación.

La venta del producto tampoco es un problema y todos los elaboradores venden sus vinos en el año en el que salen al mercado. Por ello, las bodegas no dejan de insistir en la necesidad de aumentar la producción, para lo que necesitan que los viticultores amplíen las plantaciones de viñedo y que la regulación europea sobre este cultivo sea menos restrictiva en la zona para que le permita crecer.

Este año el viñedo de toda España ha tenido que enfrentarse a dos importantes contratiempos meteorológicos: las heladas de finales de abril y el granizo de agosto. El vino de Cangas ha conseguido salir airoso de ambos problemas. A pesar de que algunas bodegas se vieron muy afectadas, en el cómputo global de la DOP se recogieron 98.667 kilos de uva, lo que supone un nueve por ciento menos que en la campaña de 2016. Además, el periodo de vendimia se adelantó considerablemente en la zona, hasta 15 días antes respecto a años anteriores, lo que hace que a estas alturas todas las bodegas hayan finalizado la recogida del fruto y los vinos ya estén en fermentación.