Avilés, Marta PÉREZ

Un chico extrovertido, bromista y con carácter. Así recuerdan al futuro yerno de Amancio Ortega quienes compartieron con él los años de estudiante en su Avilés natal. El jinete Sergio Álvarez Moya, de 26 años, contraerá matrimonio este sábado con Marta Ortega, la tercera hija del impulsor de Zara, y la única nacida de su segundo matrimonio con Flora Pérez.

Más preocupado por los caballos que por los estudios, nunca fue un estudiante brillante. «Desde el punto de vista académico, el chaval tenía bastante capacidad, pero su rendimiento era bajo. Iba aprobando, pero sin esforzarse, con un perfil medio. Siempre se valía de la misma excusa: los caballos», recuerda su profesor de Matemáticas y Ciencias en 8.º de EGB en el Colegio San Fernando, Julio López Peláez.

Aseguran quienes le conocieron en aquella época que les ha sorprendido su transformación, que ahora Sergio parece más serio. «Aunque no guardo un mal recuerdo de él, al contrario, era muy extrovertido. El típico que alborotaba a toda la clase, un bromista que siempre estaba riéndose, a veces demasiado, y que organizaba todas las milongas que se movían en clase. Tenía muy buena aceptación entre los compañeros. Sus hermanos mayores -los dos estudiaron en el San Fernando- también eran así. Ahora lo ves por ahí y parece tan serio...», opina López Peláez.

Sergio Álvarez Moya es hijo del empresario avilesino Julio Álvarez Camporro, natural de El Pozón, un barrio industrial y humilde en Avilés. En sociedad con sus hermanos, Camporro hizo dinero con las máquinas tragaperras y con los años diversificó el negocio hacia el sector de la construcción. Su madre, Marga Moya Zamora, es ama de su casa en una zona residencial de Avilés.

Aunque es el puntal del equipo español de saltos hípicos y se va a casar con una rica heredera, Sergio no olvida sus orígenes. De hecho, al enlace están invitados familiares y amigos en Avilés que confiesan «estar un poco nerviosos» ante el evento del sábado. La mayoría tiene los trajes preparados: les han dicho que lleven dos modelos, porque tendrán que cambiarse al menos una vez. Una modista de Avilés ha cosido varios. Vestirse de alta costura y repetir modelo era un riesgo, confiesan estos invitados.