Odlanier, Aledmys, Usnavi, Olnavi, Disami. Son algunos de los extravagantes nombres de pila surgidos en las últimas décadas en Cuba, donde ya se pide aplicar normativas jurídicas más claras al respecto. Inventar nombres propios en la isla es una práctica común que persigue la originalidad para llamarse de una manera «única e irrepetible», aunque muchas veces el vocablo que surge es «impronunciable» y difícil de entender, según alerta el periódico oficial «Juventud Rebelde».