El iPhone 5, la nueva manzana de la tentación tecnológica de Apple, se puso a la venta en nueve países, como Japón, donde robaron más de doscientas unidades en diversas tiendas de distintas ciudades, o Australia, donde el cofundador de Apple, Steve Wozniak, hizo cola toda la noche como uno más. El aparato se podrá adquirir desde el 28 de septiembre en otros veintidós países, incluido España.

En Nueva York, los compradores esperaron, guardando fila y con mucha expectación, por las razones más diversas. «He estado haciendo cola ocho días, pero no sólo por conseguir el teléfono sino por la experiencia de esperar por él. Ya es tradición que la gente acampe por los productos de Apple y la camaradería que se forma es asombrosa», dijo Jessica Mellow mientras esperaba en la icónica tienda de Apple en la Quinta Avenida.

Son muy distintas las razones que han llevado a la gente a pasar días en una fila que llegó a dar la vuelta a la manzana. Los motivos fueron desde la tradición y el ánimo de socializar que impulsó a Mellow, quien también se había dejado seducir por «las buenas críticas» que ha recibido el teléfono, hasta los que consideran el microcosmos que se gesta en estas hileras de personas como «un experimento social».

Hacem Sayed ocupaba el codiciado primer puesto de una fila que inauguró el pasado 13 de septiembre, y en ella este desarrollador de aplicaciones para móvil aprovechó para testar su nuevo producto. «Hacer cola -la cuarta que guarda con motivo de un lanzamiento de Apple- es para mí una inversión. He estado probando mi nueva aplicación con la gente que está aquí, ya que es muy útil para comunicarse, así que todos estos días he estado trabajando, con mi portátil, un Mac», aseguró Sayed.

Tampoco faltaron en esta variopinta fila los que, en vez de ensalzar a la compañía, condenaron su comportamiento, como Stacey Hesslar, quien aprovechó para «denunciar que Apple está evadiendo impuestos, que utiliza mano de obra esclava; de modo que, cuando la gente compre el iPhone, sepa qué está apoyando».

La expectación causada por el nuevo aparato de Apple llevó a que se reservaran en un solo día dos millones de unidades y a que se tenga que retrasar la entrega de algunas terminales hasta octubre.

El entusiasmo protagonizó la apertura de una de las tiendas de Apple en el centro de Londres, donde decenas de personas guardaban cola desde hace días para hacerse con uno de los nuevos iPhone 5.

Minutos antes de la apertura, los trabajadores de la tienda de Regent Street, en el centro de la capital británica, comenzaron a aplaudir en el interior y a lanzarse consignas de ánimo antes de comenzar la cuenta atrás y recibir a los primeros compradores. En el exterior esperaban los clientes, muchos de ellos tras varios días durmiendo en la calle para ser los primeros en hacerse con el nuevo iPhone.

El nuevo «smartphone» salió a la venta en Tokio en un ambiente festivo donde centenares de japoneses, algunos con disfraces, formaron largas colas.