david T. ginzo Líder de la banda «Tuya»

Madrid, Noelia HERMIDA

Llevaba mucho tiempo haciendo música, pero siempre con sus canciones en la cabeza aunque tocara con otros grupos. Sus colaboraciones con artistas como Anni B. Sweet, «Cat People», Alex Ferreira o «Sidonie» y su paso por grupos como «Templeton» o «Lüger» dieron el impulso definitivo que necesitaba David T. Ginzo (Gijón, 1985) para iniciar su propio proyecto. En 2011, bajo el nombre de «Tuya», publica «Own». Este fin de semana ha vuelto a casa, con actuaciones en Pola de Siero (viernes, con Iván Ferreiro), Oviedo (sábado) y su Gijón natal (ayer).

-¿Cómo surge la idea de consolidar «Tuya» como banda?

-Llevaba tiempo de gira con varios grupos y no le podía dedicar mucho tiempo a lo mío. Héctor, Juan y Brian son mis mejores amigos en Madrid y también trabajan con otros grupos. Nos surgió la oportunidad de grabar el disco en directo, que era un poco la idea que teníamos, porque cuando tocamos juntos los temas del elepé se creó una especie de magia entre los cuatro, y así nació el disco. Tenemos el mismo objetivo sin necesidad de hablarlo.

-¿Cuál?

-Es algo abstracto, que nace a la hora de trabajar. Interpretamos la música de la misma forma. El hecho de haber trabajado todos para otra gente nos permite ver las cosas con más claridad y eliminar el clásico egocentrismo del músico.

-Hacen canciones típicas de pop y con ellas crean un laberinto de sonidos...

-Son temas que tenía yo en acústico, por eso son pop en esencia. Lo que hacemos es llevarlos a su origen más puro, analizarlos y ver hasta dónde los podemos explotar para que crezcan. Nos gusta deshacer para rehacer. Nuestro estilo podría ser pop-rock de toda la vida, porque no dejan de ser temas elaborados por cuatro personas con instrumentos normales, batería, cuerda y teclados; pero cada vez nos gusta más el juego con el ruido y las dimensiones de sonido. Buscamos algo más conceptual que estilístico, todavía estamos definiendo nuestro sonido.

-¿Y las letras?

-Son muy variadas. En el anterior elepé hablé de las letras y vi que era un error. Me di cuenta de que si tú cuentas tu visión sobre lo que escribes estás lanzando un prejuicio a la persona que lo escucha. Cada canción tiene una historia diferente, según el receptor. Creo que cada uno debe buscar su sitio en las letras.

-¿Escribe en inglés para hacer más amplia esa búsqueda?

-Porque cualquier cosa en inglés suena mejor. Empecé escribiendo en castellano, pero me veía muy limitado. No salía de las historias clásicas, pero gracias al inglés he encontrado mi propio sitio y las cosas de las que quería hablar.

-También se ha atrevido con el bable.

-Me pasa lo mismo, en bable he encontrado una manera más cómoda de expresar lo que realmente quiero. Me gusta investigar en la música de mi tierra más allá de la típica ligada al folk, que no digo que esté mal, pero quería hacer algo diferente. Me gusta esa búsqueda del significado de las palabras desconocidas.

-¿Sigue teniendo arraigo por su tierra a pesar de vivir en Madrid?

-Cogí distancia por necesidad al ver las limitaciones que había y sigue habiendo en Asturias. Quería escapar y ver mundo. Me identifico con Asturias, pero también veo muchas cosas que no me gustan.

-¿Por ejemplo?

-No se han hecho muy bien las cosas. La gente se ha despreocupado demasiado. Cuando vivía en Gijón había semanas en las que podías ir a 12 conciertos, ahora mismo no hay nada. Por eso muchos grupos no tenemos fechas en Asturias. No hay el mismo apoyo a la cultura que había hace diez años. No me gusta nada ver cómo están las cosas.

-¿Se está poniendo en peligro el futuro de la escena?

-Por supuesto, están obligados a emigrar. Parece que la música en directo está resurgiendo un poco en Oviedo, pero en Gijón, todos sabemos por qué, se está desvalijando todo. Ya sabemos lo que pasó con el Festival de Cine, con muchas salas, con cines... Está muy bien apostar por el turismo, es dinero rápido, pero hay que pensar en lo que les va a quedar a las próximas generaciones. Antes todo el mundo pasaba por Gijón, pero ahora los grupos no nos podemos permitir pelear con una legislación que no piensa en el movimiento cultural y en la difusión de la música jugándonos nuestros ahorros.