Marujita Díaz salió días atrás en la tele, con los ademanes histriónicos que acostumbra, para pedir por favor que le dejen ver a su "hermana" Carmen Sevilla. Ambas folclóricas, nacidas en 1931, han ido de la mano en su carrera profesional, siendo dos de las estrellas del cine patrio en los años 50, cuando se fraguó la fama de la que gozaron en los años venideros. Pero no se puede decir lo mismo de su trayectoria vital, porque mientras que Marujita disfruta de una salud de hierro que le permite pasearse en la actualidad a sus 83 años por platós televisivos y fiestas -algo, por otra parte, obligatorio dados sus conocidos problemas económicos-, Carmen Sevilla ha tenido menos suerte.

María del Carmen García Galisteo (lo de Sevilla es nombre artístico, en honor a su ciudad natal) va camino de cinco años retirada de la vida pública, primero en su domicilio madrileño de Pintor Rosales y, desde hace unas cuantas semanas, en una residencia de Aravaca. La culpa la tiene la enfermedad de Alzheimer, que también sufrió su madre y que, en el caso de Carmen, cuentan que ha avanzado implacablemente y le ha hecho olvidar todo, hasta el punto de ni siquiera conocer a su único hijo, Augusto Algueró.

Su memoria es inexistente, pero no la de sus seguidores, para los que quedan las numerosas películas que protagonizó a mediados de siglo y que la convirtieron en una de las guapas de España, con permiso de Lola Flores, Paquita Rico y Sara Montiel, o la citada Marujita Díaz.

Carmen Sevilla trabajó con los directores del momento (Florián Rey, Luis Lucía) tras debutar en 1947 con Luis de Orduña en "Serenata española". En su haber figura el papel de protagonista de la primera película española nominada al Oscar en habla no inglesa, "La venganza" (1957), de Juan Antonio Bardem. Rafael Gil, José María Forqué, Pedro Olea, Gonzalo Suárez, Mariano Ozores... Fueron muchos los que la dirigieron, siempre acompañada de los galanes de la época, entre los que figura el famoso Charlton Heston. Y como anécdota queda su pequeño papel en "Rey de reyes" (1961).

Fue su segundo marido, Vicente Patuel, quien consiguió retirarla del mundo artístico y se la llevó para la finca extremeña donde ambos se dedicaron a la ganadería. En esta etapa tienen origen las famosas "ovejitas" de Carmen Sevilla, que tantas risas arrancaron a media España cuando ella relataba su vida campestre rodeada de sus animales.

Pero poco tiempo estuvo la artista retirada de los focos, ya que en los 90 regresó de nuevo al candelero al ser una de las estrellas favoritas de Valerio Lazarov, director de Tele 5. La cadena se puso en marcha y contó con ella para múltiples proyectos. Uno de ellos, el más sonado, el Telecupón. Famosas fueron y aún colean las apariciones de Carmen Sevilla todas las noches para dar cuenta del número agraciado en el sorteo.

Para la inmensa mayoría, lo de menos era la combinación premiada: todo el mundo quería escuchar, y así durante seis años, las ocurrencias y meteduras de pata de la presentadora.

A ella nunca le importó -o al menos no dio muestras- el cachondeo nacional a costa de sus fallos en directo en la tele. La prueba es que después del Telecupón la actriz siguió en la televisión y no en plan secundario, sino que en 2003 se atrevió con "Cine de barrio", en TVE, tras la salida de José Manuel Parada. Ahí, Carmen Sevilla se encontró con antiguos compañeros de profesión y siguió en su línea: campechana, cercana al público -presentó incluso en zapatillas, forradas de coloridas telas, pero zapatillas- y con meteduras de pata que siempre se le disculparon.

Pero ya en 2010 los fallos de expresión y memoria dejaron de hacer gracia para preocupar a compañeros, amigos y familiares. La enfermedad la obligó a dejar la vida pública. En 2011 apareció por última vez en público.