El Papa Francisco definió ayer como "el género del arte de la protesta" el crucifijo con la hoz y el martillo que le regaló Evo Morales, y aclaró que no le había ofendido. En el avión que le trasladaba a Roma tras su gira por Ecuador, Bolivia y Paragüay, en conversación con los periodistas, dijo que había sido un "error" suyo no pensar lo suficiente sobre la clase media y se comprometió a "profundizar" y hablar más sobre este segmento de la población. Francisco También habló de la crisis de Grecia y pidió que se encuentre un camino para resolverla con una "vigilancia" para que otros países "no caigan en el mismo problema". Acerca de su discurso a los movimientos populares, dijo que la Iglesia los apoya y que eso no significa que "la Iglesia haga una opción por el camino anárquico" sino que "no puede ser indiferente" a ellos.