Como unos auténticos desconocidos describen los habitantes del pueblo de Correns, en el sur de Francia, a Brad Pitt y a Angelina Jolie, que poseen desde 2008 el castillo de Miraval, del que no salen con frecuencia. Los testimonios, recogidos por la prensa, atestiguan la distancia existente entre los actores estadounidenses y el resto del pueblo. "Nos toman por unos paletos", se queja uno de los 900 habitantes de esta zona situada a unos 250 kilómetros de la frontera franco-italiana. "Les hemos escrito de parte de una asociación que lucha contra la fibrosis quística y nunca han respondido", afirma una antigua trabajadora de la Oficina de Turismo, que dice no entender cómo la pareja no emplea en su terreno a "los albañiles, artesanos y personas que conocen la viña".