Las curvas se abren paso en las alfombras rojas pese al disgusto confesado que provocan las gordas al diseñador de Chanel

Pese a ser llamado el "kaiser de la moda" y considerado toda una autoridad en cuestiones de vestir, parece que poco caso se le hace en las alfombras rojas de los últimos tiempos al diseñador Karl Lagerfeld. Sonado fue su enfrentamiento dialéctico con la cantante Adele, a la que llamó gorda. Pese a que pidió disculpas, el cerebro de Chanel nunca ha ocultado que prefiere figuras muy estilizadas, más bien al estilo de su amada Cara Delavigne, para que luzcan sus elegantes diseños. Le honró la sinceridad, eso sí, pero sus deseos no se cumplen. Y eso que Adele, quien entonces le tapó la boca y dijo estar orgullosa de sus curvas, sí que ha adelgazado como a estas alturas sabe ya prácticamente todo el planeta Tierra.

Pero la cantante, a punto de presentar disco, igual ha elegido mal momento para lucir figura por los saraos del mundo del espectáculo, donde si se hace caso a los críticos y comentaristas, las mujeres orondas y -dicen- "reales" ganan cada vez más protagonismo. El último ejemplo, la alfombra roja de la entrega de los 67.º Premios Emmy de las series de televisión estadounidenses.

Hubo mucho cuerpo 60-90-60, pero destacaron más los que sobrepasaron las que se consideran las medidas fetén para subirse a una pasarela. Que se sepa, ninguna de las actrices "normales" tuvo problemas para acudir bien vestida, elegante y con diseñador de cabecera. Ellas, encantadas de que les preguntaran quién firmaba su traje, con muchos más metros de tela que los de, por ejemplo, Cate Blanchett, una de las artistas que promueve el "askhermore", es decir, "pregúntale a ella más" que por su vestido o su maquillaje.

Se entiende que la estilizada Blanchett esté un poco harta de ser sólo un figurín sobre la alfombra roja y quiera que le pregunten algo más que quién diseñó su vestido o quién le presta las joyas. Pero las "mujeres reales" (eufemismo para llamar a las gordas, en eso de los nombres poco se ha avanzado) que alcanzan la alfombra roja y por primera vez disfrutan de ser el foco de atención, disfrutan con dar detalles nimios de su aspecto.

Porque igual eso de las curvas es sólo una moda y a la vuelta de la esquina llega la dictadura de las flacas. No pasaría nada, pero por si acaso, hay que disfrutar. Aunque, en caso de que esto último suceda, siempre estará Kim Kardashian dispuesta a marcar territorio y a dejar claro que los complejos se quedan mejor en casa. Para salir, un buen bolso, un buen par de taconazos y un vestido de diseño, a poder ser, de lo más ajustado. El que no quiera, pues que no mire. Pero que pregunte.