Para Veronica Roth, autora de la exitosa saga juvenil "Divergente" de la que ha vendido 35 millones de ejemplares, es muy triste ver cómo la sociedad quiere "normalizar" a las personas que, como los protagonistas de sus novelas, difieren de las etiquetas con las que todos somos catalogados.

"Es triste ver cómo la sociedad intenta ahogar el talento del que quiere ser diferente o atípico. Si aceptásemos a los divergentes, nos iría mucho mejor porque el afán por clasificar a las personas en una categoría es para simplificar todo y perdemos mucho por el camino", asegura.

Las novelas de Veronica Roth (Chicago, 1988) de la serie "Divergente", que aúna aventura y amor con ciencia ficción, han sido llevadas al cine en varias entregas, la tercera de las cuales, "Leal I", se estrenó el pasado mes en España, mientras que la cuarta y última película de la saga podrá verse dentro de un año.

Nunca pensó Roth ver sus libros en el cine, una saga que comenzó a escribir en casa de sus padres porque "tenía una historia en la cabeza que me parecía interesante" y en cuyo proceso, asegura, vivió "una exploración personal". Muy aficionada cuando era adolescente a hacer tests de personalidad para encontrar una categoría en la que encajar su personalidad, Roth no se planteó en un principio hacer una novela de literatura distópica (relatos que presentan sociedades futuras deshumanizadas donde no existe el individualismo).

"Hay muchos divergentes en la sociedad pero lo malo a la sociedad no le apetece dejarles sitio", indica la autora, que descubrió en el Museo Reina Sofía de Madrid la obra de Ángeles Santos: una pintora que a finales de los años 20 y en su primera juventud pintó sus cuadros más famosos, considerados una expresión de la vanguardia, que abandonó tras ser ingresada en un hospital psiquiátrico.