Peter Pan es uno de los personajes que más ha gustado siempre a adultos y niños, por ser la personificación de esa lucha que cada uno realiza para no perder al niño que lleva dentro. Y ayer por la tarde, el musical "Peter Pan. La batalla final", que puso en escena la compañía Saga Producciones, consiguió en el Campoamor que niños y adultos volvieran a conectar con su yo más infantil, y que durante una hora, se olvidaran de quién era la madre, el tío o la abuela y quién el hijo, el sobrino o la nieta. Y que todos volvieran a disfrutar juntos.

Aunque el espectáculo no consiguió llenar el teatro, los cuatro actores que conforman el elenco pusieron su mejor cara para conectar con el público asistente. Los más pequeños aplaudieron, rieron, cantaron y se revolvieron en el asiento gracias a las bromas más distendidas, a los paseos de los personajes por el patio de butacas y a las canciones alegres y pegadizas.

Pero esta versión del cuento de James Matthew Barrie, que dirige José Saiz, piensa también en los adultos. Por eso, además de incluir guiños sobre la política actual y la situación laboral para captar su atención, les lanzó una serie de mensajes para sacudir sus conciencias. El Peter Pan adulto de esta versión, interpretado por Paco Iváñez, solo piensa en el trabajo y casi no dedica tiempo a su hija Maggie, llevada a escena por Carmen Higueras. Por eso, se olvida de jugar, cantar y volar, hasta el Capitán Garfio la secuestra y se la lleva a Nunca Jamás. Y él tiene que volver, recuperar su memoria y sus habilidades para rescatarla. Y lo consigue, claro. Un final feliz que hizo que los padres miraran a sus hijos con emoción y ellos les preguntaran: "¿Por qué Peter Pan nos dice que no crezcamos?". Cuando sean mayores, lo entenderán.