La sevillana Ingrid García-Jonsson, musa del director Jaime Rosales, que la descubrió al público en "Hermosa juventud", es la chica de moda del Festival de Cine de Málaga, actriz en tres películas a competición en la sección oficial, como novia de Mario Casas, reportera de guerra y miembro de una secta.

"Por un lado, pienso que qué faena que se me hayan juntado las tres, pero, por otro, es una alegría tan grande que sea en Málaga", comentó la actriz poco antes de que se proyectara el tercer largo en el que participa, "Gernika", después de que anteayer se viera "Acantilado" y se estrenara el viernes con "Toro".

"He querido tanto a mis personajes que no puedo hablar de ninguno, Marta (la reportera de "Gernika") es adorable, Cordelia es tan indefensa y Estrella... ¡menos mal que en 'Toro' tenía poco trabajo!", confiesa abriendo muchos esos enormes ojos azules, tan importantes en la película.

Y se explica: "Si no hubiera empezado con 'Hermosa juventud'... pero es que tengo la sensación de haber dejado el listón muy alto y quiero mantener ese nivel, no quiero que la gente piense que estoy bien en el cine indie y luego no doy en otro cine".

A pesar de que el año pasado "fue una locura", con un trabajo tras otro, la actriz no da nunca nada por hecho: "Ahora estoy un poco asustada, porque no sé si mi trabajo cumple expectativas. Tengo la sensación de que soy una intrusa y de que se me va a acabar el chollo", dice.

Sus compañeros están encantados con ella, como Luis Tosar, con quien trabajó en "Toro". García-Jonsson no coincide en escena con Tosar; es la novia de "Toro", Mario Casas. "Es un compañero increíble. Supercurrante, puntual, clava todas las escenas, es impresionante lo metódico que es, y es un actor buenísimo. Usa muy bien el cuerpo", apunta la actriz sevillana de origen sueco, que desvela, entre risas, que a Casas "le descoloca" mucho improvisar, precisamente por lo ordenado que es. Confiesa que en dos de las tres películas lo pasó "muy mal" rodando.

"Pero uno es tan bueno como los compañeros que te ponen delante" y lleva un año, dice, "aprendiendo muchísimo de ellos; no tanto de interpretación, porque el que me enseña eso es mi profesor, sino de la profesión". Y destaca su relación en "Acantilado" con Juana Acosta: "Me ha dado mucha tranquilidad hablar con ella y saber todo lo que ha pasado ella como actriz y como mujer. Todos los actores pasan buenos y malos momentos, pero a mí me creaba mucha ansiedad pensar que se puede acabar el trabajo".

Una medio sueca que no soporta el frío, de hecho, eso fue para ella lo peor del rodaje de "Acantilado", mientras se prepara para su primer personaje en EE UU en una serie de televisión en inglés, aunque comenta con gracia que su personaje es una muda, y se parte de risa. La actriz, una fotógrafa de guerra que habla en inglés en "Gernika", cuenta que mientras rodaba la película estaba en plena ebullición "Apache", la serie que sigue pendiente de emisión. "Apenas dormía y estaba muy insegura rodando en un idioma que no es el mío", señala. Ahora está a punto de estrenar "Zona hostil", con Ariadna Gil. "No quiero hacer mujeres que no tienen nada que decir", dice, y asegura que prefiere "estar siempre haciendo secundarios, porque los protas son demasiado expuestos y agotadores".

Un proyecto "goloso" en teatro, en Madrid, y una película por la que suspira, que aún no tiene confirmada, es el futuro inmediato de Ingrid García-Jonsson, la musa indie lista para cualquier cosa.