Arqueólogos chinos han descubierto ruinas del siglo XV en unas excavaciones en la Ciudad Prohibida de Pekín, residencia de emperadores durante siglos, que podrían corresponder a la construcción original del complejo. Al renovar las conducciones de agua y electricidad, se desenterraron los cimientos de ladrillo que, según los investigadores, datan de los primeros años de la dinastía Ming (1368-1644).