Con un puño en alto y el Libro de Familia en la otra mano celebró el padre de Lobo a la salida de los Juzgados de Fuenlabrada (Madrid) que, 46 días después de nacer su hijo, esté registrado legalmente con el nombre que habían escogido.

Tras recoger el documento que asegura a María Hernández e Ignacio Javierre que, finalmente, su hijo se llama Lobo, estos padres no podían contener su emoción. "Es una mezcla de rabia, por todo el tiempo perdido, y de alegría porque se ha acabado por fin", explicaron los padres de Lobo a las puertas de los Juzgados de Fuenlabrada.

Unas palabras tras las que Ignacio no pudo contener las lágrimas por este feliz desenlace y ha relatado, pletórico, que por fin iban a "poder descansar tras tantas noches sin dormir".

Y es que Ignacio y María llevan dos meses sin descansar en lo que deberían haber sido sus vacaciones. El único momento de descanso para este autónomo era cuando le tocaba bañar al pequeño, porque en ese momento se daba cuenta, al mirarle a los ojos, de que "merecía la pena todo" por lo que han estado luchando tanto él como su compañera.

Esta odisea comenzó en el momento de intentar inscribir al bebé en el registro y ha proseguido durante casi dos meses, pero esperan que esta lucha haya servido para "crear un precedente y cambiar la ley".

La pareja espera que no sea "una funcionaria la que tenga la última palabra" respecto al nombre de un niño, y que otros padres no pasen por lo mismo que ellos al decidir el nombre de su hijo.

El director general de los Registros y Notariado, Javier Gómez Gálligo, anunció el pasado día 3 que tenía la intención de admitir Lobo como nombre para un recién nacido y que, por tanto, aceptaría el recurso presentado por los padres del bebé ante esa instancia de Justicia contra la negativa del Registro Civil de Fuenlabrada.

El Registro Civil de esta localidad denegó la petición de los padres al considerar que Lobo se trata de "un apellido común" en España, donde no se puede poner como nombre un apellido.

Pero para Gómez Gálligo, tal y como dijo en su día, "los usos sociales lo están convirtiendo en nombre y ahora en España ya tiene entidad propia como tal en la sociedad".

El martes, la Dirección General de Registros, organismo dependiente del Ministerio de Justicia, remitió al Registro Civil de Fuenlabrada la resolución por la que estimó favorablemente el recurso presentado por los padres.

Ayer por la mañana, el protagonista, Lobo, quien ha estado al margen de todo durante estos dos meses, "no ha tenido problemas para dormir", bromeaban Ignacio y María, quienes están seguros de que en el futuro su hijo "estará contento de que sus padres pelearan por las injusticias" y esperan que él haga lo mismo "cuando crea en una razón justa".

"Nosotros y otras 44.000 personas más lo hemos conseguido" dijo mientras señalaba, emocionado, el cartel de Change.org con el número de firmas recogidas para que Lobo pudiese ser Lobo y el Libro de Familia, que constata "que esta batalla se ha terminado".

Así se lo han hecho saber a la funcionaria, que según ellos no les permitió en un principio Lobo porque creía que este nombre "podía ser objeto de burla".

Quisieron darle las gracias, "porque, ahora, cuando haya otros cuatro niños llamados Lobo en su clase nadie se va a reír de él", concluyó Ignacio, quien afirmó que han demostrado que "no hace falta ser rico y poderoso para conseguir que una injusticia cambie y se haga justicia".